La zona euro promete medidas para evitar el contagio a Italia y España

y divisiones.

Primero "reiteraron su voluntad absoluta de preservar la estabilidad financiera en la eurozona" y aseguraron que quieren "mejorar la capacidad" de la Unión monetaria "para resistir a un riesgo de contagio".

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El comisario europeo de Servicios Financieros, Michel Barnier

Concretamente, contemplan un aumento de la capacidad de préstamos de su Fondo de rescate, creador el año pasado después de la crisis griega. Llamado Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, está dotado ahora de una capacidad efectiva de préstamos de 440.000 millones de euros.

Pero numerosos economistas estiman que esta red de seguridad, tal como está, no podría permitir que la zona euro encare crisis de la deuda en países tan importantes como Italia y España.

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La ministra de Economía y vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado

Los ministros también estudian "un alargamiento de la madurez de los préstamos" concedidos por Europa a países en dificultad, es decir darles más tiempo para pagar, así como una reducción de las tasas de interés practicadas.

Esto servirá en particular para el segundo plan de ayuda prometido a Grecia, después de un primero de 110.000 millones de euros en préstamos decidido el año pasado y que ya no basta para evitar la quiebra del país. Un alivio para Atenas, que sigue al borde de la asfixia.

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Previsiones sobre crecimiento, déficit y deuda pública de Italia

También se estudian medidas para "mejorar la sostenibilidad de la deuda pública griega", indica el comunicado, lo que podría conllevar sostener a Grecia para permitirle comprar parte de su propia deuda con el fin de aliviar el peso total.

Esta decisión llega cuando en Atenas el primer ministro Giorgos Papandreou empieza a perder la paciencia.

"No ha lugar para la indecisión y los errores", advirtió Papandreou en un comunicado al presidente de los ministros de Finanzas de la zona euro, Jean-Claude Juncker, en el que deplora que los dirigentes europeos hayan caído en la "cacofonía".

Juncker reafirmó también la voluntad de los países de la zona euro para que los acreedores privados del país (bancos, compañías de seguros y fondos de pensiones) contribuyan al plan de ayuda a Grecia a pesar de las divisiones entre europeos que esto suscita.

Ciertos países lo exigen, como condición para cualquier préstamo nuevo a Grecia, otros temen que esto refuerce la inquietud de los mercados financieros y agrave la crisis.

Otra medida significativa contemplada este lunes por la eurozona, nuevos instrumentos para el Fondo de rescate, como la eventualidad de que pueda adquirir obligaciones de un país con dificultades en el mercado llamado "secundario", donde los inversores intercambian los títulos de deuda soberana una vez que están comprados cuando se emite.

Las medidas siguen siendo imprecisas por ahora y no parece seguro que basten para tranquilizar unos mercados sobreexcitados.

La vicepresidenta española de Asuntos económicos, Elena Salgado, advirtió que "nos encontramos ante un hecho más sistémico" que el caso de Grecia y que afecta "a la estabilidad de la zona euro en su conjunto", a su llegada a una reunión con sus homólogos de la unión monetaria en Bruselas.

Los mercados europeos se han llevado un golpe este lunes. La Bolsa de Milán perdió un 3,96% cuando Italia se encuentra se encuentra en el punto de mira por la cuantía de su deuda, 1,9 billones de euros.

Italia pesa por sí sola más del doble que los tres países rescatados a día de hoy de la quiebra: Grecia, Irlanda y Portugal. Si cediera a su vez, la amenaza caería sobre toda la zona euro.

La canciller alemana, Angela Merkel, no vaciló en rogar a Silvio Berlusconi que ponga en práctica el plan de rigor prometido por su Gobierno.

Al mismo tiempo, los tipos de interés españoles e italianos en el mercado de la deuda batieron este lunes récords históricos desde la creación de la zona euro. Esto significa que el precio de los préstamos de Roma y de Madrid para financiar sus déficits se disparan. Y el diferencial con las tasas francesas y alemanas, la referencia absoluta, sube a un nivel nunca visto en la unión monetaria.