La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la adherencia a los tratamientos a largo plazo en los países industrializados alcanza sólo al 50 por ciento de los pacientes; y dicha adherencia es aún menor en los países en vías de desarrollo. Una gran cantidad de pacientes encuentra dificultades en seguir un tratamiento, y si bien se han citado múltiples razones para esta falta de adherencia, uno de los principales predictores del cumplimiento es el número de veces por día que el paciente debe tomar una medicación. Diversos estudios sostienen que simplificar el esquema de tratamiento mejora la adherencia y facilita su cumplimiento.
Las personas mayores de 65 años representan del 10 al 25 por ciento de la población y consumen del 25 al 50 por ciento de los fármacos prescritos.
Se estima que el 36 por ciento de los adultos mayores padece más de 3 enfermedades crónicas, lo que se traduce en general, en una “polifarmacia” que puede resultar de difícil manejo. La mayoría de estos pacientes son susceptibles a errores y problemas relacionados con la toma de medicamentos. El estudio “Errores en la medicación e incumplimiento terapéutico en ancianos”, reveló que uno de los principales factores relacionados con los errores en la medicación y la falta de adherencia en los mayores de 65 años es el número de fármacos prescriptos[1].
Para la OMS, la adherencia al tratamiento en los adultos mayores requiere particular atención. Si bien cualquier persona a cualquier edad puede olvidar la toma de un medicamento, en algunos pacientes mayores las dificultades en la memoria pueden estar exacerbadas. Muchos adultos mayores reciben de manera simultánea múltiples medicamentos para el tratamiento de diferentes condiciones crónicas; lo que resulta en un régimen que exige la toma de múltiples fármacos a lo largo del día.
Condiciones crónicas como la osteoartritis (artrosis), la artritis reumatoidea o también algunas lesiones deportivas requieren la utilización de analgésicos a largo plazo para el tratamiento del dolor; y los pacientes que reciben analgésicos en forma regular, principalmente los mayores de 65 años y quienes presentan algún factor de riesgo, pueden experimentar síntomas como náuseas, acidez, indigestión o dolor en la boca del estómago. Distintas sociedades médicas a nivel internacional recomiendan que aquellos pacientes que requieren una administración continua de antiinflamatorios no esteroides (AINE), realicen un tratamiento simultáneo con agentes que inhiben la secreción de ácido en el estómago como los llamados inhibidores de la bomba de protones (IBP) entre ellos el omeprazol.
“Entre un 20 al 25 por ciento de los pacientes que toman regularmente AINEs tienen síntomas digestivos, especialmente aquellos que presentan factores de riesgo”, explicó el doctor Luis Soifer, jefe de Gastroenterología del CEMIC. Historia previa de enfermedad ulcerosa, edad superior a 60 años, ingesta de altas dosis de antiinflamatorios o el uso concomitante con anticoagulantes son algunos de esos factores de riesgo. A los que se suman, en menor medida, el consumo de alcohol y el tabaco. La combinación de un antiinflamatorio y un protector gástrico en una sola cápsula ya está disponible en Argentina; es un desarrollo de la multinacional argentina Bagó, y el único en el mundo que con una tecnología innovadora los combina en una misma cápsula.
“La asociación de ambos fármacos en una cápsula ofrece la ventaja de una menor cantidad de tomas que debe realizar el paciente dado que en general es polimedicado”, explicó el doctor Augusto Riopedre, médico reumatólogo del Hospital Argerich y vicepresidente de la Asociación de Reumatología de la Ciudad de Buenos Aires. La combinación simplifica la toma para el paciente y evita olvidos o errores de dosificación, lo que constituye una ventaja para lograr una mayor adherencia al tratamiento. “Si bien la simultánea administración del omeprazol con un AINE reduce el riesgo de complicaciones digestivas, la adherencia de los pacientes a tomar dos medicamentos por separado es sub óptima. Esta nueva asociación de fármacos permite mejorar la adherencia y lograr así de un modo más efectivo reducir el riesgo de las complicaciones”, indicó el doctor Soifer. “La ventaja para la adherencia está en la disminución del número de tomas de medicamentos y de la reducción de la posibilidad de olvidos del horario de las mismas por parte principalmente de los pacientes ancianos”, agregó Riopedre.
El diclofenac es el AINE número uno y el octavo fármaco más vendido en todo el mundo[2]. Es el analgésico más utilizado para el tratamiento del dolor, sobre todo en aquellos cuadros en que es la inflamación la causante del mismo. Entre sus múltiples usos se incluyen las enfermedades reumáticas, tendinitis, bursitis, ciática, mialgia, cefaleas, esguinces y torceduras, así como también dolor postoperatorio, dentario o vinculado a afecciones ginecológicas, entre otros. El omeprazol es el fármaco de mayor uso mundial en el tratamiento y prevención de la enfermedad ulcerosa duodenal y gástrica [3].También para los más jóvenes[3] Declaración Dr. Soifer
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