Cientos de miles de personas participaron ayer en las calles de Sao Paulo de la gran Parada Gay que este año, en su 15ta. edición, tuvo como foco el reclamo por la ley contra la homofobia que es resistida por grupos religiosos.
Bajo la lluvia, que redujo la expectativa de convocar a tres millones de personas, la Parada Gay exhibió todo su color y comenzó en la Avenida Paulista con un multitudinario vals con el que el evento pretende entrar al libro Guiness de los récord.
Con el lema "Amáos los unos a los otros, Basta de Homofobia", la fiesta que revolucionó la ciudad de Sao Paulo también fue un motivo para festejar la decisión del Superior Tribunal Federal (STF) de equiparar los derechos de las parejas homosexuales ante la ley.
"Nuestro principal objetivo es derrotar a una minoría fundamentalista para conseguir la ley que criminaliza la homofobia. No queremos destruir ninguna familia, sino construir la nuestra", dijo Toni Reis, presidente de la Asociación Brasileña de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis y Transexuales (ABGLT), máximo líder homosexual de Brasil.
El proyecto es resistido por la Iglesia Católica pero muy fuertemente por la bancada evangélica en el Congreso, además del diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, un militar retirado que reivindica la última dictadura.
La Parada Gay es el principal evento turístico de Sao Paulo: la hotelería estuvo con el 100% de ocupación, con ingresos en un fin de semana de 120 millones de dólares.
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