Fue poeta, dramaturgo, novelista y ensayista. Se destacó por su fuerte compromiso con el gobierno de Perón, circunstancia que lo llevó al enfrentamiento político con antiguos compañeros de generación literaria y relegó su propia obra al olvido durante dos décadas. Las nuevas generaciones, en cambio, redescubren la obra de Leopoldo Marechal, precursora-sobre todo en la narrativa- de las búsquedas de la literatura latinoamericana. VIDEO en el que el poeta recita “Descubrimiento de la patria”
Por Ernesto Sierra
¿Che,
este Marechal vive todavía? Se preguntaban en un artículo de finales de
los 60, en la revista Cero, los por entonces jóvenes escritores
argentinos Nicolás Casullo y Jorge Carnevale.
La indagación no
solo no es superficial, sino que revela una de las claves hasta ahora
fundamentales para el acercamiento a la obra de Leopoldo Marechal -autor
de una de las grandes novelas escritas en lengua española: Adán
Buenosayres-, la biográfica.
Nació Marechal en Buenos Aires en
1900 y muy pronto descubrió su vocación literaria a través de la poesía,
la obra de esos primeros años se mueve entre la herencia del
postmodernismo y la entrada pujante de las vanguardias artísticas. El
ambiente creativo de la época lo llevó a enrolarse en la gestualidad del
grupo y la revista Martín Fierro, donde afiló el estilo, se nutrió de
valiosas experiencias para la obra futura y compartió aventuras con
Borges, Bioy Casares, Evar Méndez, el pintor Xul Solar, Macedonio
Fernández, Ricardo Güiraldes y toda la pléyade literaria que ambientaba
el panorama porteño de esos tiempos.
Eran los años de su Días
como Flechas, que obtuvo el Premio Municipal de Poesía, los mismos en
que recibió una carta de Roberto Arlt que podemos reproducir íntegra:
Querido
Leopoldo: Te escribe Roberto Arlt. He leído en La Nación el poema El
Centauro (...) me produjo una impresión extraordinaria, la misma que
recibí en Europa al entrar por primera vez en una catedral de piedra,
poéticamente sos lo más grande que tenemos en lengua castellana. Desde
los tiempos de Rubén Darío, no se escribió nada semejante en dolida
severidad. He recortado tu poema y lo he guardado en un cajón de mi mesa
de noche, lo leeré cada vez que mi deseo de producir algo tan bello se
me debilite. Te envidio tu alegría y tu emoción. Que te vaya bien.
En
la década del 40 Marechal apoya con simpatía el gobierno de Perón y
para entonces ya tenía casi lista su primera novela: Adán Buenosayres.
Sus compañeros de generación no le perdonaron su filiación política y
el estigma cayó sobre su persona y sobre su obra. Adán…, publicada en
1948, fue recibida agriamente, con una hostilidad raras veces repetida
en nuestros ambientes literarios: ante el silencio de la mayoría Eduardo
González Lanuza y el uruguayo Emir Rodríguez Monegal la comentaron
profusamente, dando muestras de un abierto oportunismo disfrazado de
crítica literaria. En su Historia de la literatura latinoamericana
Enrique Anderson Imbert la califica como "Un ladrillo con fealdades y
con obscenidades que no se justificaran de ninguna manera aunque el
autor se parapetase detrás del nombre de James Joyce". Solo Cortázar la
comenta seriamente en su momento y la recibe como "Un acontecimiento
extraordinario en las letras argentinas".
No
obstante, el silencio se hizo sobre Marechal durante diez largos años,
años de exilio interior, acompañado por su segunda esposa, Elbia
Rosbaco, y visitado en su apartamento por un pequeño grupo de amigos.
Refiriéndose a aquellos años dijo Ernesto Sábato:
Se aguantó ese
durísimo exilio en su propia patria, esa patria que quería hasta la
agonía. Modesto, pero con la conciencia de su grandeza ya que se puede
ser modesto frente a los valores supremos, y arrogante frente a los
idiotas, en momentos de extrema amargura llegó por fin a quejarse
murmurando: ¿Cuándo mis compatriotas dejaran de orinarme encima?
Pero
fue tiempo de creación y Marechal continuó escribiendo poesía, teatro,
ensayo hasta que, en 1965, obtuvo el premio Forti Glori con su segunda
novela: El Banquete de Severo Arcángelo. Eran los años del boom de la
narrativa latinoamericana, el éxito de El Banquete fue tal que el
público se volcó a buscar el resto de su obra y los empolvados
ejemplares de la primera edición del Adán… salieron de los anaqueles
para pasar de mano en mano. Marechal volvió a ser aclamado y la
corriente lo sumó a su cauce aclamado como maestro. No pocos, como
Cortázar, Sábato o Lezama, comentaron sobre el influjo del autor de Adán
Buenosayres en sus respectivas obras.
En 1967 Marechal viajó a
Cuba como jurado del premio de novela organizado por la Casa de las
Américas, llevaba como encargo escribir un reportaje sobre Cuba para la
revista Primera Plana -la misma que en 1968 publicara las incalificables
declaraciones de ruptura con Cuba de Guillermo Cabrera Infante-. A su
regreso a la Argentina, Marechal cumpliría con su palabra y entregó La
Isla de Fidel, "la nota de un gran poeta donde relataba sus experiencias
en la patria de José Martí", como lo calificó Elbia Rosbaco. La revista
aceptó el reportaje, lo envió a imprenta y lo anunció en la portada,
pero justo antes de circular, se le quitó el cuadernillo y se cambió la
tapa a la tirada completa. Tiempo después lo invitaron a una cena de
desagravio y le explicaron que había sido "una orden de arriba".
En
1970 murió Leopoldo Marechal, nos dejó una obra de una calidad
incuestionable y llena de mensajes al futuro. En algún texto dijo: "El
tiempo es un gran trabajador, a cada uno le dará el lugar que le
corresponde, la hojita de laurel que supiera conseguir". Hoy los
avatares de su biografía van quedando en el olvido, reivindicado por
muchos, reconocido por otros pero, sobre todas las cosas, rescatado por
su propia literatura que espera, rebosante de salud, la avidez de nuevos
lectores, la hojita de laurel que le corresponde.
Fuente: CubaLiteraria
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff