El biólogo molecular Alberto Kornblihtt, de 57 años, fue distinguido ayer como “Investigador de la Nación” por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner debido a la generación de conocimientos, la formación de recursos humanos y el interés social de sus investigaciones.
La distinción “es un reconocimiento a la universidad pública, estatal, laica, gratuita, cogobernada y generadora de conocimiento”, revindicó Kornblihtt.
Kornblihtt, director del Departamento de Fisiología, Biología Molecular y
Celular de la Facultad de Ciencias Exactas, fue seleccionado
“Investigador de la Nación” tras ser galardonado con el “Houssay a la
trayectoria 2010” en el área de Química, Bioquímica y Biología
Molecular.
Los otros tres galardonados por su trayectoria fueron
Francisco “Paco” De La Cruz -en el área de Física, Matemática y Ciencias
de la Computación-, María Marta De Elizalde de Bracco -en Ciencias
Médicas- y Juan Carlos Torre -en Ciencias Sociales-.
“Estoy muy
contento y un poco abrumado porque se me junta con que me incorporaron a
la Academia, aunque el reconocimiento `Houssay a la trayectoria` estaba
decidido desde fines de 2010 y no guarda relación una cosa con otra”,
expresó Kornblihtt.
El científico fue integrado recientemente a
la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, creada en 1863,
que integran unos 2.000 estadounidenses y otros 400 extranjeros, entre
ellos, muchos premios Nobel.
El científico enfatizó que “nuestros
logros y éxitos son fruto del equipo con el que trabajo en el
laboratorio que yo dirijo, pero en el que aprendemos juntos”.
“Hace
más de 17 años que trabajamos en un mismo tema, que es cómo hace cada
gen para producir más de una proteína, y no trabajamos para satisfacer
necesidades de una empresa”, planteó.
La labor de Kornblihtt está
relacionada con “el laboratorio que Tito Barale creó hace unos 25 años
para investigar cómo cada uno de nuestros 23.000 genes da la orden de
fabricar más de una proteína, lo cual es importante para la
diferenciación de la célula en condiciones sanas y patológicas”, relató.
El descubrimiento puede aplicarse en controlar la evolución de un cáncer, una atrofia o demencias.
“Encontramos
un mecanismo de regulación que no se había estudiado, que tiene que ver
con que cada gen se `enciende` o se `apaga` cuando se copia y fabrica
un ARN (ácido ribonucleico) mensajero” que transmitirá desde una célula
el código para formar una u otra proteína.
El mecanismo que
estudia el IFIBYNE, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y el
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), se
llama “regulación del splicing alternativo” (o regulación de la
trascripción eucariota).
Kornblihtt consideró que “la ciencia
empezó a formar parte del discurso como política de Estado desde que
Néstor y Cristina Kirchner crearon el Ministerio y tuvieron iniciativas
como cierta recuperación de los salarios, que quedó ahora algo retrasada
y debería re jerarquizarse con un nuevo aumento salarial“.
También
“hubo aumento de la cantidad de becas y una política de reinserción de
jóvenes investigadores que trabajaban en el exterior”, agregó.
El
científico opinó que “Argentina tiene ventajas competitivas para hacer
ciencia de buen nivel, y esto justifica que se invierta desde el ámbito
público y privado, aunque la inversión privada es poca”.
“Los
graves problemas de desigualdad, explotación, pobreza, no necesitan de
fórmulas mágicas de la ciencia para solucionarse sino de decisiones
políticas para transferir riqueza desde los que más tienen a lo que
menos tienen“, planteó.
“La producción pública de medicamentos,
que ahora tiene trámite parlamentario, puede ser una necesidad social
vinculada más a una decisión: sabemos cómo se hacen desagües, cloacas,
agua potable, hospitales, escuelas, pero todo lo que hay que hacer, se
puede hacer con decisión política más que por los resultados de la
ciencia”.
No obstante, “hay otros temas que no pueden dejar de
investigarse aunque no produzcan un beneficio inmediato, porque agregan
valor a los recursos humanos y porque la práctica de la ciencia genera
pensamiento crítico”, sostuvo Kornblihtt, profesor, licenciado en
Ciencias Biológicas, doctor en Ciencias Químicas e investigador del
Conicet.
El ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva, presidido por Lino Barañao, distinguió además con el premio
Rebeca Gerschman a mujeres mayores de 60 años.
Las cuatro
científicas premiadas fueron Esther Hernández -en el área de Física,
Matemática y Ciencias de la Computación-; Norma Sbarbati de Nudelman -en
Química, Bioquímica y Biología Molecular; Eugenia Sacerdote de Lusting
-en Ciencias Médicas- y Elena Chiozza -en Ciencias Sociales-.
La
farmacéutica y fisióloga Rebeca Gerschman (1903-1986) fue una discípula
del Premio Nobel Bernardo Houssay que reivindicó los derechos de la
mujer en el campo científico, y descubridora de la función de los
radicales libres de oxígeno, moléculas relacionadas en la patogénesis de
ciertas enfermedades y procesos de envejecimiento.
En tanto, los
Premios Houssay 2010 para investigadores menores de 45 años fueron
otorgados a Pablo Mininni -en el área de Física, Matemática y Ciencias
de la Computación-; José Luis Daniotti -en Química, Bioquímica y
Biología Molecular; a Gabriel Rabinovich -en Ciencias Médicas- y
Alejandro Blanco -en Ciencias Sociales-.
Los ganadores recibirán
20.000 pesos en la categoría Premios Houssay y 30 mil, en la categoría
Trayectoria y Rebeca Gerschman, además de un diploma y una medalla que,
en el caso de Kornblihtt, fue de oro y entregada por la Presidenta.
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