Cuando tienen que hacerle frente a las inundaciones, las hormigas coloradas saben que la individualidad es sinónimo de muerte. Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, revela como estas hormigas desarrollan balsas esféricas mediante la unión de sus cuerpos para hacerle frente al agua.
Agencia CyTA – Instituto Leloir
El comportamiento de una especie de hormigas demuestra que la idea de que “la unión hace la fuerza” es una realidad. Un estudio de investigadores del Instituto de Tecnología Georgia en Atlanta, Estados Unidos, revela el modo en que las hormigas Solenopsis invicta sobreviven a las inundaciones formando verdaderas balsas a través su unión. Los resultados del estudio efectuado por David Hu, Craig Tovey y Nathan Mlot, fueron publicados en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Consultada sobre este trabajo, la doctora en biología Yamila Sasal del laboratorio Ecotono, en San Carlos de Bariloche, perteneciente al Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente de la Universidad Nacional del Comahue –CONICET, indicó a la Agencia CyTA que “una hormiga sola no puede flotar en el agua, en cambio sí se agrupa toda la colonia pueden hacerlo ya que forman una balsa impermeable. Las hormigas de la colonia unen sus cuerpos en una estructura muy particular, que permite almacenar aire, repeler el agua y flotar sin esfuerzos individuales. La balsa tiene forma más o menos esférica, y el comportamiento hace que cada hormiga sepa en qué lugar colocarse y en que momento sumarse a la estructura”.
Para estudiar las obras de ingeniería que realizan este tipo de hormigas, los autores del estudio filmaron el proceso de “construcción de balsas” formadas por 500, tres mil y hasta 8 mil ejemplares de esa especie. De acuerdo con los ingenieros las hormigas crean una superficie hidrofóbica (repelente del agua) gracias a los bolsillos de aire que crean a través de su unión, entre otras características como la fuerza de unión entre los cuerpos y los ángulos que forma la estructura total.
Por otra parte, los investigadores del instituto estadounidense comprobaron que el conjunto de hormigas que forman la balsa actúan como un superorganismo que detecta cambios en partes de su estructura y los corrige para seguir flotando. Eso notaron cuando intervenían para desestabilizar la balsa esférica de las hormigas y éstas volvían a agruparse.
Las Solenopsis invicta es “una hormiga bastante famosa, no en Sudamérica de donde es originaria, sino en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y algunos países más en donde es una especie invasora que provoca pérdidas de cultivos y produce otros daños en los ecosistemas donde se desarrollan. Esta hormiga en Argentina es la típica hormiga colorada chiquita que pica y duele mucho. Tiene una amplia distribución en Argentina, excepto en Patagonia, en Brasil, Chile, y Paraguay. Se la encuentra en hábitats variados, desde el monte seco hasta selvas”, explica la doctora Sasal. Respecto del trabajo publicado en PNAS afirma que “la ingeniería mecánica e industrial muchas veces en la historia ha recurrido a copiar estructuras impresionantes de la naturaleza. Por lo tanto este tipo de estudios son importante para mejorar la tecnología actual.”
Sin embargo, más que temas de ingeniería, el interés por las hormigas para la doctora Sasal se centra en aspectos ecológicos. “A mí me parece interesante saber qué pasa con esta hormiga invasora en otros países, por quienes es controlada en Sudamérica. Saber si pueden usarse esos controles biológicos en los países que invade y que efectos produce en la flora y fauna de esos países invadidos”, destaca la investigadora argentina.
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