María Magrane tiene 24 años, es numeraria del Opus Dei y desde septiembre del año pasado vive en un centro de la Obra en Camerún, África. Asegura que su familia es una de las razones que le ayudan a estar en África. María se siente una apasionada de la vida y asegura que “lo importante son las personas, el amor que vos les das y que ellas te dan".
¿Como descubriste tu vocación?
Qué pregunta corta y a la vez tan larga de contestar… Diría que todo empezó cuando Anita, una amiga, me invitó a un campamento de promoción social. Tenía 14 años. Fuimos y fue ahí cuando Dios me tocó el corazón. La pobreza que vi ahí me movilizó mucho. Después empecé a ir por el Centro Montes Grandes, en San Isidro, cerca de la casa de mis padres y así empecé a conocer más el Opus Dei.
Mi vida continuaba pero yo no estaba tranquila, y esa falta de tranquilidad se notaba también exteriormente. Le pedía al Señor que si quería algo de mí, me mostrara una señal. Llegó la fiesta de la Transfiguración y ese día, cuando volví del colegio, me puse a rezar como hacía habitualmente. Busqué en la Biblia para leer sobre la Transfiguración y en lugar de lo que estaba buscando me encontré con el joven rico. Voluntad de Dios que me confundiera la cita. Después de leer ese pasaje cerré la Biblia y dije: “No quiero ser numeraria”, y me puse a llorar porque era claramente lo que Dios me estaba pidiendo; dejarlo todo y seguirlo. Fue así como vi mi vocación. No puedo dejar de contar que la Virgen de Luján tuvo y tiene mucho que ver con esto. Es por eso que le tengo gran devoción y desde Camerún le encomiendo muchas cosas.
¿Qué significa para vos ser del Opus Dei?
Para mí la Obra es mi familia. Es una familia muy grande a la cual tengo que cuidar y cuida mucho de mí. Es mi camino de santidad, la ruta para llegar al cielo. Siento que San Josemaría me cuida; y mucho. Agregaría que desde que estoy en Camerún, más aún. Es en las cosas pequeñas de cada día que me ayuda, pero es increíble, me cuida como un padre.
¿Desde cuándo y por qué estás en Camerún?
Llegué a Camerún el 3 de septiembre de 2010, hace ya, ocho meses. La razón por la cual estoy acá, es Dios. Descubrí mi vocación hace poco más de siete años y desde entonces siempre quise venir a África. Siempre se lo comentaba en las cartas que le escribía al Prelado de la Obra y a las directoras. Y, después de un tiempo, me preguntaron si me gustaría ir a Camerún. Y aquí estoy, tratando de vivir cada día como si fuera el único y trabajando con los cameruneses.
¿Dirías que estás adaptada? ¿Te cuesta?
Llego a la conclusión de que lo importante son las personas, el amor que vos les das y que ellas te dan; no lo que comés o el lugar en el que vivís. Y algo que ayuda mucho es el hecho de que no estoy sola, me hice de muchas amigas y, además, vivo con otras personas y eso contribuye a que la adaptación sea más fácil.
¿Cuál es tu trabajo profesional?
Estoy trabajando en dos proyectos que me ayudan mucho a conocer Camerún. En uno damos formación en gestión a mujeres rurales para que comiencen o mejoren la actividad que realizan. El otro proyecto tiene que ver con escuelas rurales y consiste en dar formación a padres, profesores y alumnos. Apasionantes y un mar sin orillas cada uno.
¿En qué consiste la labor del Opus Dei en Camerún y en África en general?
Cada país de África es muy diferente; la Obra está en Nigeria, Costa de Marfil, Congo, Uganda, Kenia y Sudáfrica. En lo que refiere a Camerún, estamos en dos capitales Yaundé y Douala. En la primera hay tres centros para chicas: Sorawell –una escuela hotelera–, Rigel –un centro de estudios al que vienen muchas chicas a estudiar y organizamos actividades–, y Valdor –un centro para la formación de las mamás–.
¿Cómo vive tu familia el hecho de que estés tan lejos?
Habría que preguntarle a cada uno; las respuestas pueden ser tantas y tan variadas como cantidad de personas hay en mi familia. Pero, a raíz de esta entrevista, aproveché a preguntarles a algunos qué pensaban. Y la respuesta de mi madre fue: “Lo vivo con mucha paz y cuando te extraño, pienso que es un proyecto que querés vivir a fondo y que la Virgen te cuida mejor que nadie”. Mis hermanos sé que me extrañan muchísimo pero están contentos de que esté haciendo lo que me gusta.
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