Con un presupuesto inicial de 35 millones de pesos, en un año se pondrá en marcha Tecnópolis Sur en la ciudad de Bahía Blanca. Se trata de un parque tecnológico que además de incubar nuevas empresas nuevas, brindará asesoramiento para el desarrollo de chips de última generación. “En microelectrónica hay múltiples oportunidades para las Pymes”, dijo el doctor Pedro Julián en una interesante entrevista
Agencia CyTA – Instituto Leloir
Los chips son dispositivos pequeños –armados con silicio y otros materiales- en cuyo interior hay millones de transistores que pueden cumplir múltiples funciones. Prácticamente todos los equipos electrónicos que se usan en la Argentina poseen chips fabricados en el exterior. Por esa causa, en 2005 surgió una iniciativa destinada a desarrollar este tipo de tecnología en el país.
“En ese año creamos el Instituto de Diseño en Micro y Nanoelectrónica (IDME) para diseñar y fabricar circuitos integrados con recursos humanos locales. Fue fruto de un convenio entre la Universidad Nacional del Sur (UNS), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT), la Universidad Católica de Córdoba (UCC), y seis empresas”, señala el doctor en Ingeniería, Pedro Julián, profesor e investigador del departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras de la UNS e investigador del CONICET.
En una entrevista con la Agencia CyTA, el doctor Pedro Julian explicó diversos aspectos de este sector de la investigación que tiene fuertes implicancias económicas.
-¿Podría explicar qué un chip?
Es un dispositivo en el cual se pueden integrar sobre un sustrato común (típicamente silicio) cantidades de dispositivos electrónicos tales como transistores, resistencias, diodos, capacitares e inductores, entre otros elementos. La ventaja principal es que al volver estos componentes más y más pequeños, se logran hacer circuitos para funciones más complejas, que son además más rápidos y más baratos. Al llegar a dimensiones nanométricas, se logra integrar miles de millones de transistores en un solo chip, lográndose las funcionalidades vistas en los procesadores y teléfonos celulares de última generación.
-¿Cómo ha impactado el desarrollo de la nanotecnología en el desarrollo de chips?
Hace 10 años ya la tecnología de diseño de chips pasó la barrera de los 100 nanómetros (un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro). Uno solo puede incluir en su interior tres mil millones de transistores con esas dimensiones. Son chips que pueden tener varios centímetros y cada transistor posee una longitud de 40 nanómetros. Por lo general los chips de última generación fabricados con nanotecnología están integrados en celulares, computadoras y laptops, entre otros equipos. Hoy en día se hacen chips que pueden incluir varias prestaciones. Tal es el caso de los celulares que tienen radio, cámaras y otros servicios. Esto es posible porque los chips integran transistores que cumplen diferentes funciones. Las posibilidades son enormes.
-Además de las ventajas que trae la nanotecnología en el mundo de la electrónica, ¿que nuevos desafíos surgen?
Los nanochips han hecho que la complejidad de estos sistemas sea enorme. Con su utilización se podrían fabricar computadores mucho más veloces y poderosos que las actuales. Sin ir más lejos una de las razones por las cuales no se están haciendo computadores más rápidos es porque se debe solucionar el tema del calor que generarían y diseñar baterías que duren más tiempo. Imagínese que si hoy día las baterías para laptops móviles o celulares no fuesen capaces de suministrar energía suficiente por largos períodos de tiempo, los equipos dotados de chips de alta velocidad funcionarían muy poco tiempo.
-¿El Instituto de Diseño en Micro y Nanoelectrónica (IDME) tiene como objetivo desarrollar chips para empresas del país? ¿Podría dar algunos ejemplos de las aplicaciones de ese tipo de chips?
La intención del IDME es trasladar tecnología a las empresas, que las empresas empiecen a usar una tecnología que les permita diseñar y fabricar sus propios chips para diferentes productos. Hay un estudio del INTI que mostró que hay cerca de 800 empresas en la Argentina que trabajan con piezas electrónicas compradas en el exterior. Nuestra misión es que estas empresas sepan que pueden trabajar con tecnología más potente y que ellos mismos pueden fabricar sus propios chips. En la actualidad llevamos adelante diversos casos testigo que son proyectos que sirven como ejemplo para el conjunto de las empresas. Desde este instituto mantenemos contacto con las empresas, conocemos sus necesidades y desarrollamos con ellos chips que se adapten a sus productos. Nuestro interés no es hacer negocios sino promover el valor agregado en el sector productivo del país y que las empresas puedan incluso adquirir el conocimiento para desarrollar su propia tecnología, sin necesidad de que tengan que comprar caras piezas electrónicas o chips en el exterior.
-¿Podría dar ejemplos de chips que desarrollan con empresas o instituciones?
El más desarrollado, y que está terminado, es un chip que determina contaminación de agua, si es potable o no. Una de las ventajas de este desarrollo, de alto interés social, es que son portátiles y se pueden llevar a zonas alejadas. Puede ser usado en tanques, piletas, arroyos y otros cuerpos de agua. Otro proyecto se centra en la fabricación de un chip integrado en un aparato de pequeñas dimensiones que se enchufa en el auto y a partir de la energía de la batería genera una onda eléctrica de 220 voltios de alta calidad, como si estuviera en su casa. Sirve para cargar celulares, conectar la computadora o una lámpara, por ejemplo.
-¿Podría referirse al Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica?
Es un instituto de doble afiliación, del CONICET y de la Universidad Nacional del Sur. Es el primer instituto de ingeniería electrónica del país y fue creado hace 10 años. En ese instituto fui director del Grupo de Investigación en Sistemas Electrónicos y Electromecatrónicos. También hay grupos que trabajan en el campo de control, robótica y comunicación, entre otros temas.
-¿Cuál es el papel de la Universidad Nacional del Sur a nivel local y nacional en lo referente a la electrónica?
Juega un rol fundamental porque es el lugar académico de la Argentina con más masa crítica de investigadores e ingenieros dedicados al desarrollo de chips. Hay 8 investigadores y 30 becarios. Muchos estudiantes son de diferentes provincias del país y algunos son del exterior. Por otra parte la UNS ha liderado la creación del Instituto de Diseño en Micro y Nanoelectrónica que vincula la investigación con el sector productivo a nivel nacional.
-Y también tuvieron la iniciativa de fundar Tecnópolis del Sur. ¿Cuáles son los propósitos de este proyecto?
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación nos otorgará un presupuesto de 18 millones de pesos para hacer un Parque Tecnológico en Bahía Blanca orientado a la microelectrónica. La iniciativa también tendrá un fuerte apoyo del sector privado que incluye a la Unión Industrial de Bahía Blanca y la Zona Franca Bahía Blanca – Coronel Rosales. El parque se va a emplazar en la zona franca de Coronel Rosales y Bahía Blanca, en espacios situados en el puerto y en el aeropuerto respectivamente. El énfasis es hacer crecer los negocios relacionados con la electrónica. La infraestructura del parque estará constituida por oficinas y un galpón de mil metros cuadrados donde se van a poner los equipamientos, las incubadoras de empresas, los lugares de logística y el depósito. Este parque empezará a funcionar dentro de un año.
El parque, ¿fomentará la creación de Pymes?
Es uno de los objetivos, además de apoyar a las empresas ya existentes que emplean piezas electrónicas en sus productos. En el parque tecnológico trabajarán cuatro grupos de investigación de la UNS, entre los que estarán los de microelectrónica, control, comunicaciones, y los de administración de empresas porque a una PYME hay que darle todo el apoyo que tiene que ver no sólo con la parte tecnológica sino también con el manejo de los negocios. También habrá un grupo de investigación del INTI. Cuatro empresas -tres de Bahía Blanca y una de Buenos Aires- tendrán oficinas allí. Van a hacer sus desarrollos en esta plataforma tecnológica.
-¿Cómo visualiza el futuro de la microelectrónica en la Argentina?
Lo fundamental es que se mantengan las condiciones actuales, es decir, el importante lugar que está ocupando la ciencia dentro de las políticas de estado. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación está impulsando planes de largo plazo para el desarrollo de una ciencia y una tecnología que impacte favorablemente en el sector productivo. La microelectrónica es un área en la que si se introduce mucha inteligencia en los chips se pueden hacer grandes cosas. Si bien es difícil competir en los mercados masivos de Estados Unidos y de China, es posible identificar mercados más chicos cuyos volúmenes puedan no interesarles a estas potencias, pero que sin embargo pueden generar importantes dividendos en nuestra economía. Me refiero a volúmenes chicos, pero que de todos modos generan grandes ganancias. Ahí es donde uno puede ir a atacar.
-¿Podría dar un ejemplo de esos negocios que podrían ser interesantes para el país?
Un caso emblemático es el de una de las empresas que forman Tecnópolis Sur. Ellos hacen electrónica para la industria naviera. La industria naviera local construye barcos de distinta clase. Cada tipo de barco usa diferentes dispositivos que tienen que cumplir normas internacionales muy restrictivas, por ejemplo, una alarma. Algo tan simple como una alarma, cuyos componentes tienen un valor de 1 000 dólares, las empresas locales la tienen que comprar a empresas extranjeras y pagar cerca de 40 mil dólares. Son empresas que cobran eso porque aplican las normas internacionales de fabricación y producción. Hay empresas locales que quieren desarrollar ese tipo de alarmas con microchips en la Argentina lo que disminuiría los costos en forma significativa. Hay múltiples y muchas oportunidades de este tipo que para las Pymes son ideales. Una Pyme que haga al año 15 o 20 de esos productos se mantiene tranquilamente. Yo creo que ahí la Argentina tiene una oportunidad única.
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