Luego de una álgida polémica entre quienes pretendían destruir, prohibir o al menos emplazar en el lejano suburbio de Mataderos la obra de la artista tucumana por considerar que los desnudos femeninos ofendían la moral, y quienes valoraban su calidad artística y estética, primó la opinión de las gentes sensatas encabezadas por Bartolomé Mitre y la obra fue emplazada en la intersección del Paseo de Julio y Cangallo, en lo que hoy es Leandro N. Alem y Juan Domingo Perón. VIDEO biográfico
Luego de una álgida polémica entre quienes pretendían destruir, prohibir o al menos emplazar en el lejano suburbio de Mataderos la obra de la artista tucumana por considerar que los desnudos femeninos ofendían la moral, y quienes valoraban su calidad artística y estética, primó la opinión de las gentes sensatas encabezadas por Bartolomé Mitre y la obra fue emplazada en la intersección del Paseo de Julio y Cangallo, en lo que hoy es Leandro N. Alem y Juan Domingo Perón.
La obra había sido encargada a Lola Mora por el intendente de Buenos Aires Adolfo Bullrich, quien pensaba ubicarla en el centro de la Plaza de Mayo, en el sitio al que una década después fue trasladada la pirámide alegórica de la Argentina.
La presión de la curia y las ligas moralistas, que consideraban licenciosas y concupiscentes las figuras de los cuerpos desnudos de las hijas de Nereo emergiendo de las aguas en rotunda femineidad, continuó durante años, hasta que finalmente, en 1918, uno de los más bellos monumentos que posee la ciudad de Buenos Aires fue trasladado hasta su actual emplazamiento en Costanera Sur, de donde ya no podrá moverse debido a las fisuras que presenta en su base.
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