El dólar débil acomoda a los exportadores estadounidenses y a los turistas que viajan a Estados Unidos, pero ello no impide que el déficit comercial de la primera economía mundial se incremente.
En marzo, este déficit subió a 48.200 millones de dólares. Desde la crisis financiera de 2008, que había hecho sumergir los intercambios comerciales de Estados Unidos, el saldo negativo había sido mayor solamente en junio de 2010 (49.900 millones).
Las causas son bien conocidas, una factura petrolera considerable, con un barril de crudo que no ha costado tan caro desde hace dos años y medio, e importaciones generosas. Los excedentes derivados de la agricultura y los servicios se encuentran lejos de poder compensar esta situación.
"El culpable del deterioro de la balanza comercial es el precio elevado del petróleo, y no las exportaciones en ascenso", aseguró Chris Jones, del banco canadiense TD.
Estas exportaciones gozan de una cotización del dólar que, desde la primavera boreal de 2010, ha venido en baja. En relación a las monedas con las cuales se lo compara en marzo se encontraba ligeramente por debajo de los niveles de 1995, año en que Washington decidió proclamar su objetivo de alcanzar un "dólar fuerte".
En teoría un dólar débil debería empujar a los consumidores estadounidenses a comprar "made in USA" frente a importaciones más caras. Pero en la práctica, este mecanismo funciona mal.
"El déficit se incrementó no porque el crecimiento de las exportaciones fuera más lento, sino porque el de las importaciones se aceleró. Esto implica que una parte más grande de la reactivación administrada de la economía se desarrolló en el extranjero", señaló Steven Ricchiuto, de Mizuho Securities.
Por ejemplo, los extranjeros compraron 4.700 millones de dólares de autos americanos en marzo, alcanzando muy buenas cifras para las empresas automotoras norteamericanas como General Motors, Ford y Chrysler. Pero al mismo tiempo Estados Unidos importó 5.300 millones de dólares de coches provenientes de Japón y de Alemania, a pesar del vigor del yen y del euro.
Resulta difícil visualizar cómo Estados Unidos logrará participar en el reequilibrio de la economía mundial, como se comprometió frente a sus socios del G20.
El déficit con China "siempre es demasiado pesado y no me sorprendería si el agujero de 2011 sobrepasa el récord de 2010", afirmó Joel Naroff, de Naroff Economic Advisors.
Para el Fondo Monetario Internacional, que aconseja al G20, grupo de países ricos y emergentes, en el proceso de reequilibrio, la reducción del déficit comercial está en el interés común de los Estados Unidos y del planeta.
El crecimiento estadounidense "debe resultar de la mejora del saldo neto de las exportaciones. Realmente hace falta que esto se produzca para que Estados Unidos vuelva a un crecimiento viable, no sólo para este año o el próximo, sino también los diez siguientes", señaló el economista en jefe del FMI, Olivier Blanchard, al presentar en abril pasado las previsiones mundiales de su institución.
Para el gobierno estadounidense, el desempeño de sus exportaciones muestra que el país está bien encaminado. El secretario de Comercio de Estados Unidos, Gary Locke, recordó en un comunicado que "se había comprometido en trabajar para reducir el déficit comercial" y subrayó el récord del valor de las exportaciones de bienes en marzo (123.600 millones de dólares).
"Estamos en buen camino" para alcanzar el objetivo marcado por el presidente Barack Obama de duplicar las exportaciones entre 2009 y 2014, afirmó.
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