Desde 2006 se han registrado extraños casos de pingüinos magallánicos y africanos que pierden su plumaje, un desorden que limita su crecimiento y que en algunas ocasiones aumenta su mortalidad. Un equipo internacional de científicos, que incluye a investigadores argentinos, busca encontrar las causas de ese fenómeno.
Agencia CyTA – Instituto Leloir
En 2006 se observó por primera vez en Sudáfrica a un grupo de pingüinos que comenzaban a perder su plumaje en un centro de rehabilitación para animales. En 2008 se encontraron casos similares en 3 colonias en estado salvaje de pingüinos africanos.
“En la Argentina se observó el mismo fenómeno en cuatro colonias de pingüino de Magallanes en estado salvaje en 2007, un año después de la primera observación en África”, señaló a la Agencia CyTA el doctor Pablo García Borboroglu, investigador de CONICET del Centro Nacional Patagónico (CENPAT) y presidente de la Sociedad Global de Pingüinos. La descripción de estos hallazgos son descritos en la revista Waterbirds.
“La pérdida de pelaje no es común en la mayor parte de las especies de aves.
Los pingüinos recibidos en el centro de rehabilitación de África arribaron con el plumaje completo pero comenzaron a perderlo a los 30 días. Se desarrollaron parches pelados que luego cubrieron todo el cuerpo”, afirma el doctor García Borboroglu quien estudió estos casos junto a colegas de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, de la sociedad que preside y de CENPAT, así como también de SANCCOB, una institución de Sudáfrica que trabaja en la conservación de aves costeras.
Asimismo el investigador destaca que tanto en cautiverio como en estado salvaje, los pichones que sobrevivieron permanecieron pelados hasta que se produjo la siguiente fase de desarrollo del crecimiento del plumaje, adquiriendo luego el plumaje normal.
“Esta alteración es nueva y rara y causa un crecimiento menor en los pichones, un menor tamaño al momento de independizarse, y parece incrementar la mortalidad en los pichones del pingüino de Magallanes en estado salvaje”, explica García Borboroglu. Y continua: “Nuestras observaciones indicaron que en las áreas carentes de plumas no había lesiones o inflamación de los folículos de las plumas, ni tampoco evidencia de pérdida de plumas por haber sido arrancadas por otros pingüinos.”
Para saber más
Actualmente el equipo internacional de científicos lleva a cabo un monitoreo anual de los animales recibidos por centros de rehabilitación en África y durante las visitas a las colonias de África y Sudamérica. Con estas acciones esperan recoger más datos para saber qué ocurre.
“En general los pingüinos afectados crecieron más lentamente y tuvieron un tamaño menor a la misma edad que los no afectados. Los pichones sin plumas están pobremente aislados y pierden calor, por lo que deben utilizar más energía para mantener su temperatura corporal en comparación con los pichones con plumas. El aumento en el gasto de energía destinado a la termoregulación estaría reduciendo el crecimiento”, plantea el doctor García Borboroglu.
Por el momento los científicos no conocen con certeza cuál es el origen de este raro síndrome. Según indican en su informe publicado en la mencionada revista, algunos de los factores podrían ser el efecto de patógenos, de desórdenes en el funcionamiento de las glándulas tiroideas, de desbalances nutricionales, de la polución o de causas genéticas.
“En el futuro se requerirán más estudios para dilucidar la causa y
determinar si también está afectando a otras especies de pingüinos”,
concluye García Borboroglu.
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