La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, responsabilizó a los países desarrollados por inyectar un "exceso de liquidez" en el mercado mundial, afectando a las economías en desarrollo, y prometió actuar enérgicamente contra la inflación.
"La presión monetaria" originada en las economía centrales que tienen "déficits gigantescos", causan problemas en las "economías emergentes", que se ven afectados por el exceso de "liquidez", dijo Rousseff.
Lo afirmó al hablar ante el Consejo de
Desarrollo Económico Social, reunido en Brasilia y del cual forman
parte ministros, empresarios y sindicalistas.
Rousseff no
utilizó la expresión "guerra camibiaria" empleada por ella tiempo atrás
para aludir a la emisión de dólares en Estados Unidos, lo cual induce a
la valorización del real y afecta las exportaciones brasileñas.
Pero el ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo hoy ante el Consejo
que uno de los temas que perjudican a la economía brasileña es que en
los últimos 5 años el dólar se devaluó más del 45 por ciento ante el
real.
Por otra parte la mandataria aseguró que, pese a los problemas citados, su gobierno garantizará la apertura de su
economía ante el mercado internacional, pero subrayó que también garantizará la "apertura" al mercado brasileño.
Y en ese sentido dijo que la clave del "éxito económico" de los últimos años en Brasil fue "su gran mercado".
Aclaró, sin embargo, que este año su gobierno está realizando un ajuste fiscal para cumplir con su "compromiso" de luchar contra la inflación, que según previsiones del sector privado será del 6,34 por ciento en 2011.
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