Pastas hechas a base de harinas no tradicionales han sido desarrolladas por investigadores del Instituto Nacional de Tecnología. Industrial. El proyecto favorece la instalación de nuevos productos de alto valor nutritivo en el mercado.
Agencia CyTA-Instituto Leloir
Si bien en el mercado local se venden actualmente pastas con harina de salvado, sémola, semolín y harina, investigadores del Instituto Nacional de Tecnología. Industrial (INTI) desarrollaron pastas frescas utilizando harinas no tradicionales que contienen un alto porcentaje de fibra, fitoestrógenos (compuesto químico asociado a la regulación del colesterol, entre otros efectos), flavonoides (metabolitos vegetales antioxidantes) y ácidos grasos especiales, beneficiosos para la salud, informó Saber Cómo, publicación del INTI. Dichas harinas están elaboradas a partir de granos de sorgo, maíz, trigo, avena, arroz, arveja proteica, soja, lino, así como los salvados y gérmenes de alguno de ellos.
“Las pastas que se han desarrollado son pastas secas cortas, tirabuzón y coditos mostacholle, entre otras. En general las harinas desarrolladas pueden ser aplicadas para pastas frescas y secas, de distintas características”, afirmó la licenciada Marcela Cordara, del Centro de Cereales y Oleaginosas del INTI. Y agregó: “Las pastas han sido degustadas por personal de INTI y por personal de la pequeña PYME que ha solicitado el desarrollo, los cuales tienen mucho conocimiento de pastas, dado que ellos elaboran pastas frescas hace más de 50 años.”
Las harinas con las que se desarrollan las pastas son elaboradas en el Centro de Cereales y Oleaginosas del INTI – Sede 9 de julio.
Ciencia, empresa y sociedad
Según indicó la licenciada Cordara la motivación de este desarrollo surge de la necesidad por parte del cliente (la PYME) de buscar un nuevo nicho de mercado y extender su actividad laboral. “INTI le propone desarrollar estas pastas con harinas no tradicionales desarrolladas por nuestro Centro, con el objetivo de elaborar productos alimentarios con mayor contenido de fibra, aceites naturales y de componentes bioactivos derivados de granos”, destaca la investigadora. Y agrega: “Nuestro objetivo es desarrollar y transferir proyectos y productos a las empresas pymes de nuestro país, para que los beneficios de los mismos lleguen a toda la población y de este modo mejoren su calidad de vida.”
En este sentido en los últimos años se esta difundiendo desde la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud información sobre la relación de las enfermedades crónicas con la mala alimentación. “Este es el disparador y principal desafío de los Centros de Alimentos del INTI, entre los cuales el nuestro se dedica especialmente a los granos y sus derivados. Es interesante destacar que los alimentos derivados del los granos (cereales y oleaginosas), se encuentran en el base de la Pirámide Nutricional. Esto es un desafío para la industria local, no solo para el mercado interno, sino para la exportación de insumos de la industria alimentaria”, subraya Cordara. Y continua: “Nuestro país, tiene excelentes condiciones agroecológicas para la producción de distintos granos a lo largo y ancho del mismo. Es importante en este concepto el agregado de Valor Local, para poder conectar las cadenas agroindustriales, con la plena participación de los actores locales. Esta situación nos permitirá hacer crecer estas producciones regionales y generar nuevos alimentos con perfiles nutricionales de mejor calidad en relación a las necesidades nutricionales de nuestra comunidad. Sobre esta idea estamos detectando cada vez más que la tendencia de comer para el bienestar, en lugar de comer para la enfermedad será una de las principales consignas de la industria mundial de alimentos en los próximos 20 años”.
Este proyecto -que cuenta con el apoyo del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación- se encuentra en la etapa de transferencia del desarrollo. Para poder comercializarlas, se debe a partir de la habilitación Municipal, ya obtenida, proseguir con la habilitación de la planta para elaborar productos alimenticios, es decir obtener el Registro Nacional de Establecimiento (RNE) y luego el registro Nacional de Producto (RNPA).
“Desde nuestro centro pretendemos dar respuesta a las empresas que
buscan productos innovadores que contengan un valor agregado nutricional
muy interesante para la comunidad”, concluye la especialista.
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