La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó ayer que su política externa estará marcada por la defensa "sin concesiones" de los derechos humanos y la prioridad a Suramérica, al tiempo que cuestionó la política "imperial" en Libia y reiteró la aspiración de ocupar un sillón en el Consejo de Seguridad de la ONU.
"Vamos a defender sin concesiones, sin discriminaciones" los derechos humanos en los foros internacionales, afirmó la mandataria Rousseff.
Poco después de ser electa presidenta en los comicios de
octubre de 2010, Rousseff "deploró" la situación de las mujeres
iraníes y en marzo votó junto a Washington a favor de la
formación de un organismo de la ONU que investigue los derechos
humanos en Irán, modificando la posición del ex mandatario Luiz
Lula da Silva.
Ese giro en la política externa, y especialmente en lo
relativo a los derechos humanos, fue aprobado por el presidente
estadounidense, Barack Obama, que visitó Brasil en marzo, tras
haber desechado una invitación realizada por Lula da Silva.
Rousseff sostuvo que el viaje de Obama a Brasilia y Rio
de Janeiro traducen el buen momento de las relaciones
bilaterales.
En tanto, la Cancillería iraní manifestó su descontento con la posición de Rousseff sobre derechos humanos y consideró que esta iniciativa no parece dar continuidad a la política de aproximación entre Teherán y Brasilia impulsada por Lula, informó ayer un diario de Brasilia.
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