Italia, Francia y Qatar, los tres países que reconocieron al Consejo Nacional instituido por la oposición libia, "aceptaron" proveer armas a los rebeldes. En tanto durante una reunión en Doha, el Grupo de Contacto sobre Libia decidió crear "un mecanismo financiero temporal" para ayudar a los rebeldes que controlan el este del país.
Así lo aseguró ayer el portavoz del Consejo Nacional de Transición en la ciudad libia de Bengasi, Abdel Ghogha, quien precisó que aún se definen "los últimos detalles".
Ghogha destacó el "compromiso" en ese objetivo de parte del canciller italiano, Franco Frattini.
Los rebeles opositores al gobernante libio, Muammar Kadafi, habían pedido el martes armas a Italia, Francia y Qatar.
Al respecto, Frattini consideró ayer que pese a que la resolución de Naciones Unidas impone el embargo de armas al país, esto "no excluye" la entrega de armamento a los grupos opositores para sistemas de "defensa".
Opiniones en sentido contario fueron expresadas por otros dirigentes europeos, como el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.
El Grupo de Contacto sobre Libia decidió crear "un mecanismo financiero temporal" para ayudar a los rebeldes que controlan el este del país, según el texto del comunicado final de la reunión celebrada este miércoles en Doha.
El ministro de Exteriores británico, William Hague, propuso la creación de un "mecanismo financiero" alimentado por los países del Golfo en beneficio de los rebeldes, que intentan poner fin a 42 años de poder del coronel Muamar el Gadafi.
"Esperamos alcanzar un acuerdo sobre un mecanismo financiero provisional en la región, en beneficio de las zonas controladas por el Consejo Nacional de Transición en Libia", declaró Hague. El príncipe heredero de Qatar, el jeque Tamim ben Hamad Al Zani, pidió también que se le den al pueblo libio los medios de defenderse "para que decida su futuro".
Unos veinte países y organizaciones, entre ellos la ONU y la OTAN, se dieron cita en esta reunión del Grupo encargado de pilotar el aspecto político de la intervención multinacional autorizada por Naciones Unidas el 17 de marzo.
Con la intervención en su cuarta semana, la OTAN, al frente de las operaciones aliadas, teme desde hace unos días que el conflicto se empantane, dado el equilibrio de fuerzas entre los rebeldes, que mantienen su control de la zona este, y las tropas leales al coronel Muamar Gadafi, fuertes en la capital, Trípoli (oeste).
Los rebeldes pidieron a la OTAN que intensifique sus ataques aéreos. "Queremos más bombardeos aéreos contra los tanques y los lugares desde donde se disparan los misiles" del ejército fiel al coronel Gadafi, declaró el responsable de relaciones exteriores del Consejo Nacional de Transición (CNT, cúpula rebelde), Ali al Isaui.
©AFP / Marwan Naamani
Un rebelde libio gesticula cerca de la puerta occidental de la ciudad de Ajdabiya
Antes de la apertura de la reunión, los rebeldes libios dijeron que querían un reconocimiento más amplio, y también armas y dinero. Su portavoz, Mahmud Shamam, indicó a la AFP que la CNT esperaba "asistencia militar" y la "protección de los civiles libios bombardeados" por las fuerzas gubernamentales.
Chamam insistió además en el desbloqueo de fondos libios, en particular unos 30.000 millones de dólares congelados en Estados Unidos, en virtud de las sanciones internacionales adoptadas contra el régimen de Gadafi.
Sobre el terreno, los rebeldes recuperaron la ciudad de Ajdabiya (este), un cruce estratégico que fue escenario de combates en los últimos días. Las tropas pro-Gadafi mantienen su presión, con disparos de artillería esporádicos.
En Misrata, enclave rebelde situado a 200 km al este de Trípoli, la situación era crítica para sus 300.000 habitantes, asediados y bombardeados desde hace siete semanas. La UE estudia la apertura de un pasillo humanitario marítimo bajo protección militar para asistir a sus habitantes.
En ese sentido, en la apertura de la reunión, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió unidad a la comunidad internacional, para evitar un desastre humanitario. "Es esencial que hablemos con una sola voz", dijo Ban Ki-moon, detallando que cerca de 3,6 millones de personas podrían necesitar ayuda internacional. Los ministros europeos, por su lado, se mostraron divididos.
Según un portavoz del Ministerio de Exteriores italiano, Roma considera que la resolución 1973 de la ONU permite el suministro de armas a los rebeldes, que "es claramente un asunto de discusión". El ministro belga de Exteriores, Steven Vanackere, que representa a su país y a Holanda en Doha, respondió que "las resoluciones de la ONU prevén proteger a la población civil, pero no armarla".
Londres y París abogan por una intervención más contundente de la OTAN, mientras que el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, repitió en Doha que "no hay solución militar" al conflicto.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, coincidió diciendo que su país tampoco "ve una solución militar" en Libia.
Para el británico William Hague, en cualquier caso, la reunión de Doha debe servir para acrecentar la presión sobre el coronel Gadafi. "La presión para que Gadafi se vaya se intensificará en la reunión de hoy. A nadie le resulta posible imaginar un futuro viable para Libia con el coronel Gadafi en el poder", declaró.
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