Los países ricos del G7 crecerán este año "más de lo previsto", a excepción de Japón, que lucha para superar el revés económico del terremoto y la crisis nuclear, aunque el desempleo seguirá elevado, según un informe de la OCDE publicado este martes.
"La perspectiva de crecimiento aparece netamente mejor hoy que hace unos meses", se felicitó el economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Pier Carlo Padoan.
En noviembre, en sus últimas previsiones, el club de países ricos esperaba una recuperación modesta este año.
"La OCDE estima que el crecimiento económico de las economías del G7 -Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Canadá, con excepción de Japón- podría alcanzar un tasa anual del 3% en la primera mitad del 2011", afirma la organización, cuya sede se encuentra en París.
La misma tendencia general se prevé para el segundo trimestre, incluso si las economías italiana y británica, podrían tener resultados peores de los previstos.
Estas previsiones no tienen en cuenta a Japón, ya que es "imposible" medir "a estas alturas" el impacto del terremoto y del tsunami del 11 de marzo así como los accidentes en cadena producidos en la central nuclear de Fukushima.
La OCDE avanza no obstante algunas estimaciones: las "pérdidas de capital físico" oscilarían entre "el 3,3 y el 5,2% del PIB anual" de Japón, cuyo crecimiento "podría verse afectado por una reducción de 0,2 a 0,6%" en el primer trimestre y del 0,5 a 1,4% en el segundo.
Sin embargo, "los esfuerzos de reconstrucción (...) podrían compensar estos efectos negativos a partir del tercer trimestre", según el informe.
Además de las consecuencias de la catástrofe japonesa, varios riesgos, antiguos o recientes, planean sobre la recuperación mundial.
El desempleo sigue "problemático" con una tasa "superior en dos puntos" a la que había al inicio de la crisis en la zona OCDE", recuerdan los expertos de la organización.
Entre las preocupaciones, siguen figurando la crisis de la deuda, la subida de los precios del petróleo y las tensiones en el mundo árabe, así como la debilidad persistente de algunos mercados inmobiliarios "con un compromiso de los bancos que podrían entrañar riesgos de debilitamiento financiero".
La OCDE también manifiesta su "prudencia" sobre la inflación, explicó Pier Carlo Padoan. Si se excluye el petróleo y las materias primas, las estadísticas "parecen excluir un aumento importante de la inflación en los próximos meses", subrayó.
Aunque, "las anticipaciones inflacionistas están reapareciendo", lo que podría ser una "primera señal" de aumento generalizado de los precios, advirtió.
Y estos riesgos inflacionistas se aplican también para las economías emergentes como Brasil, Rusia, China e India, advierte la organización.
No obstante, las señales positivas parecen superar a las incertidumbres en general.
"La recuperación se hace autónoma, lo que significa que disminuye la necesidad de un apoyo presupuestario o de política monetaria", según Padoan.
En un momento en que los planes de austeridad están en marcha y el Banco Central europeo se prepara para subir los tipos de interés, las buenas noticias proceden del sector privado: las cuentas de las empresas "aparecen más bien con buena salud, lo que permitirá sostener el crecimiento económico gracias a la inversión privada".
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