Sra. Senadora Norma Morandini: He leído su artículo publicado hoy, martes 29 de marzo en el matutino “La voz del interior”, de la Provincia de Córdoba, y créame que la entiendo; entiendo su preocupación por el avance del autoritarismo.
Así encabeza su carta a la Senadora cordobesa y sigue:
La entiendo porque al ser una
periodista que fue perseguida política en la época de la dictadura, debe tener
Ud. un olfato particular para el autoritarismo. No sólo la entiendo, sino que
comparto su preocupación; a mí también me aterra la posibilidad de volver a
vivir en un país donde los medios, amordazados, decían que subversivos habían
muerto en un enfrentamiento, cuando en realidad eran asesinados a sangre fría;
me aterra la posibilidad de volver a vivir en un país donde una comisión interna
de una fábrica pueda ser secuestrada y dinamitada, como les pasó a los de la
empresa Ford, y los medios no pudieran informar nada sobre tal aberración. A mí
también me aterra la posibilidad de vivir en un país donde se vuelva a declarar
el estado de sitio y la desobediencia civil deje una treintena de muertos y no
haya responsables.
Como puede ver, comparto su preocupación, y supongo que Maiakovsky habría estado feliz de que se usara un poema suyo para tan altruista fin; sin embargo, hay algo de su preocupación que me preocupa a mí: me preocupa que no le haya preocupado, y por ende no haya dicho nada, sobre la apropiación espúrea de papel prensa en la época de la dictadura, por parte de Clarín y Nación (debo suponer que para Ud. no constituye una amenaza a la libertad de prensa ni de expresión); me preocupa que no le haya preocupado (y no haya dicho nada) que haya precios diferenciados en el papel por parte de la empresa monopólica, limitando y desvirtuando la libre competencia, por no hablar de la libertad de prensa.
Me preocupa que, como periodista, no le haya preocupado y no haya dicho nada, cuando en “La Voz del Interior”, el matutino donde Ud. ha publicado su honda preocupación, censuraron un artículo de Diego Tatián, que no era otra cosa que un análisis semiológico (y crítico) de una publicidad de la Universidad Blas pascal (que por supuesto es anunciante en el diario), y acto seguido lo despidieron (debo suponer que si no dijo nada, es que para Ud. ese doble hecho aberrante, censura y despido, no constituyen un atentado a la libertad de prensa); también me preocupa que no le haya preocupado, y tampoco haya hecho oir su voz indignada, cuando despidieron a Enrique Lacolla del mismo matutino, por haber escrito un artículo crítico a la protesta de la corporación agraria y que, vale la aclaración, no era favorable al gobierno (debo suponer, otra vez, ya que Ud. no ha dicho nada, que tampoco despedir a un prestigioso periodista que Ud. conoce bien, ha de constituir para Ud. un atentado a la libertad de expresión, y mucho menos un atisbo de autoritarismo; y me preocupa, que Ud. hija de trabajador ferroviario, no se preocupe y no diga nada, a favor del reclamo delos trabajadores despedidos por el grupo clarín, que en resumidas cuentas, son los que produjeron el bloqueo.
Digo, me preocupa, porque Ud. sabe que no son muchas las herramientas de lucha que tienen los trabajadores, y el paro, o la ocupación de una fábrica son dos del abanico un poco exiguo con el que cuentan por sus derechos. Y siempre, siempre que los trabajadores luchan por sus intereses, perjudican el derecho de otro, por ejemplo, supongo que su padre habrá protagonizado más de una huelga ferroviaria, lesionando el derecho de los usuarios a desplazarse por ese medio. Entonces, me preocupa que no diga nada sobre el incumplimiento dela ley por parte del Grupo Clarín, pues si ellos hubiesen cumplido con lo que manda la ley, es decir que un delegado no puede ser despedido, ese bloqueo no hubiera existido; me preocupa que le preocupe el avance del autoritarismo pero no le preocupe falsear la verdad para defender los intereses de una empresa; porque Ud. lo sabe, Ud. sabe que lo que se puso en juego en ese bloqueo es un conflicto sindical que lleva 10 años y no la libertad de prensa; Ud. sabe que Clarín no cumple con la ley.
Finalmente lo que más me preocupa, es que una senadora nacional, que supuestamente me representa, comparta el credo que una empresa periodística es intocable, aunque la misma viole constantemente la ley. Tiene razón para estar preocupada, Sra. Senadora, si un medio de prensa tiene controlados a los diputados y senadores de la nación, el autoritarismo avanza. Cuídese, no vaya a ser que después, los mismos a los que Ud. defiende, la dejen de lado cuando ya no les sea útil.
Sergio Campbel
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