Libia, una región periférica del mundo islámico, está expuesta desde el siglo XVI a la intervención de los grandes poderes europeos y luego a ataques norteamericanos, el primero de los cuales se remonta a 1801.
Las coronas españolas ocuparon Trípoli ya en 1510, en plena fase de la expansión castellana hacia América y las islas Canarias, alegando que en Libia existía una situación de anarquía que hacía proliferar la piratería.
Pero la capital de Libia, región islámica desde el siglo VII, mantenía un sentimiento musulmán que facilitó su conquista por los otomanos 40 años después, y permaneció desde entonces dependiente de los sultanes de Estambul hasta el siglo XX.
Trípoli, con gran parte del territorio que hoy conforma Libia, se convirtió en una colonia otomana administrada por un pashá (gobernador) nombrado directamente por el sultán, aunque desde el siglo XVIII se establecieron dinastías de pashás que gobernaron autónomamente.
Estados Unidos realizó su primer ataque a Trípoli en 1801, para rechazar una demanda libia de un aumento en el canon que Washington pagaba por protección contra la piratería. Las llamadas Guerras Berberiscas que siguieron finalizaron en 1815.
Sesenta años después los otomanos lograron retomar el control directo de Tripolitania, como se llamó a la zona, donde establecieron guarniciones poderosas frente al inicio de la conquista francesa del norte de Africa: las fuerzas de París tomaron Túnez, que convirtieron en protectorado en 1883.
Esta ocupación colonial progresiva llevó a los congresos de Berlín de 1878 y 1884, en el primero de los cuales Gran Bretaña -que en breve iba a controlar Egipto- y Francia prometieron al recién formado Reino de Italia que su esfera de influencia imperialista en el norte africano sería Libia y Marruecos.
En cumplimiento de esta repartición, en 1911 Italia entró en guerra con el sultán Mehmed V, conflicto por el que consiguió las provincias otomanas de Tripolitania, Fezzan y Cirenaica.
En trazos generales, éstas continúan siendo las tres grandes regiones geográficas y socioculturales en que se divide Libia.
Tripolitania es el oeste de la costa, donde está la capital, Trípoli, baluarte desde donde se mantiene en el poder el régimen de Muammar Kadafi.
Cirenaica, en cambio, es la mitad este del país, donde está Bengasi, bastión de los rebeldes que comenzaron la revuelta contra Kadafi en febrero.
En tanto, Fezzan es el interior mayoritariamente desértico del oeste del país. La población costera es 50 veces superior a la del Fezzan, por lo que esta región puede ser considerada como subordinada a las zonas mediterráneas.
Etnicamente, la población de toda la costa libia es árabe o bereber arabizada, pero en el este (Cirenaica) la gente está dividida en numerosas tribus o clanes particulares, mucho más numerosos y atomizados que en el oeste: se cuenta al menos una docena de grupos diferentes en una población de menos de dos millones de personas.
Para algunos analistas, esta homogeneidad de la población de Tripolitania puede haber facilitado que el régimen de Kadafi se haya hecho más fuerte en esa zona.
Con la ocupación italiana, la resistencia libia no tardó en hacerse sentir, pero Roma logró "pacificar" el territorio luego de ahorcar a Omar Mujtar en 1931, un profesor del Corán jefe guerrillero a quien hoy reivindican los rebeldes.
El régimen fascista trató a continuación de integrar a los italianos con los libios, e incluso permitió la afiliación de musulmanes al Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini.
Poco después, durante la Segunda Guerra Mundial, con ayuda de bombarderos estadounidenses, y tras derrotar a los italianos y a las fuerzas nazis Afrika Korps comandadas por Erwin Rommel, los Aliados conquistaron Libia en 1943.
Al país le fue concedida una independencia formal en 1951, con un régimen de monarquía encabezada por el rey Idris I, quien fue permeable a los intereses militares y económicos occidentales.
Ocho años después se descubrieron los yacimientos de petróleo que hoy aportan a Libia el 95 por ciento de sus ingresos por exportaciones y la mayoría de su PIB, con una producción de alrededor de dos millones de barriles por día antes del inicio de los combates en curso.
Libia tiene la mayor reserva probada de petróleo en Africa.
En 1969, un golpe de estado militar conducido por el coronel Kadafi, entonces de 28 años, instauró en Libia un régimen de gobierno en la línea del socialismo árabe.
La economía fue planificada centralmente y la política fue organizada en una serie de "asambleas populares" elegidas en niveles progresivos, dirigidas a nivel nacional por un "sector revolucionario" permanente cuyo líder, Kadafi, renunció a todos los cargos institucionales de Estado desde 1979, aunque en la práctica es el gobernante.
Bajo el régimen de la Jamahiriya (mezcla de los términos árabes para "república" y "asamblea"), la población de Libia creció aceleradamente. De 6,4 millones de libios, 88 por ciento es urbano, concentrado en Trípoli y Bengasi.
Estados Unidos volvió a bombardear Trípoli en 1986, en represalia por un ataque en una discoteca de Berlín frecuentada por soldados estadounidenses, que fue adjudicado a libios.
Sin embargo, en el inicio del siglo XXI Kadafi logró mejorar sus relaciones con Occidente, e hizo negocios millonarios.
Ello tuvo fin en febrero, cuando las revueltas en el mundo árabe se extendieron a Libia y la represión contra los rebeldes desembocó en la intervención de las potencias occidentales.
Damián Fernández Beanato
Periodista, licenciado en Historia
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