El jefe del Estado sirio, Bashar Al Asad, prevé anunciar reformas hoy en un discurso a la nación, su primera intervención desde el comienzo del movimiento de revuelta sin precedentes contra el régimen autoritario que controla el país desde hace casi medio siglo.
Al Asad, que llegó al poder en 2000, tras haber sucedido a su padre que dirigió el país con mano de hierro desde 1970, debe anunciar medidas de liberalización y formar un nuevo gabinete, para poder aplicarlas, tras la dimisión el martes del gobierno de Mohamed Naji Otri, nombrado en 2003.
Para demostrar que los opositores solo son un puñado, aun cuando tengan algunas reivindicaciones legítimas, el poder ha movilizado a centenares de miles de personas que exhibieron su lealtad.
"El presidente Bashar Al Asad hablará el miércoles en la mañana a la nación en un discurso ante el Parlamento", dijo un alto responsable sirio, que pidió no ser identificado.
"Pienso que aprovechará la ocasión para presentar sus proyectos de reformas", añadió.
Será la primera intervención pública del jefe del Estado desde el comienzo de las manifestaciones en el país el 15 de marzo.
El presidente Al Asad anunciará una serie de medidas que, según se supone, liberalizarán el régimen vigente desde hace cinco décadas, en particular la abolición del estado de emergencia que priva a los ciudadanos de la mayoría de las libertades públicas.
También anunciará medidas contra la corrupción. Según la ONG Transparencia Internacional Siria es considerado como un país "muy corrupto".
Con el fin de tener las manos libres, Bashar Al Asad aceptó el martes "la dimisión del gobierno de Mohamed Naji Otri y le pidió ocuparse de los asuntos corrientes", según la agencia oficial Sana.
©AFP/Archivos / Louai Beshara
Siria está regida por un sistema presidencial y el Gobierno aplica las directivas del jefe del Estado. La composición del nuevo gabinete debe conocerse antes de que termine la semana.
Con el fin de mostrar que Siria no es ni Egipto ni Túnez, donde los presidentes cayeron a causa de revueltas populares, el régimen ha movilizado a centenares de miles de personas para que participen en una concentración de apoyo a Bashar Al Asad en la gran plaza de Damasco.
"Ustedes han venido para ver protestas en Siria, pero hoy ustedes ven la protesta de Siria", afirmó Rajah, estudiante de la Universidad de Damasco a una periodista de AFP.
"Por nuestra sangre, por nuestra alma, nos sacrificaremos por ti Bashar", gritaban los manifestantes llegados a pie o en autobuses a la plaza Sabaa Bahrat, frente al Banco Central, donde se instaló un enorme retrato del jefe del Estado.
"Dios, Siria, Bashar y eso es todo" y "Uno, uno, uno, el pueblo sirio es uno", clamaban los manifestantes que llevaban banderas sirias y retratos del presidente así como banderolas donde podía leerse "No a la disensión confesional".
Siria es un país multiconfesional y multiétnico con una mayoría de sunitas y minorías de alauitas, que controlan el poder, cristianos y kurdos.
La televisión pública mostró manifestaciones idénticas en las principales ciudades, con excepción de Latakia, principal puerto de Siria, donde las autoridades habían pedido no reunirse por razones de seguridad.
En Deraa, epicentro de la contestación, 300 personas se manifestaron el martes contra el poder coreando "¡Revolución, Revolución!", "Dios, Siria, Libertad".
El levantamiento del estado de emergencia solo tendrá un alcance simbólico si no se acompaña de otras reformas importantes, estiman los analistas.
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