El ex presidente brasileño Luiz Lula da Silva negó ayer la existencia de diferencias con su sucesora, la mandataria Dilma Rousseff.
El estado de la relación entre ambos fue puesta a prueba luego luego de que Lula faltó al almuerzo oficial al que invitado durante la visita del estadounidense Barack Obama a Brasilia y del voto contra Irán en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ejercido por Rousseff.
"No existe la hipótesis sobre divergencias entre Dilma y yo. Porque cuando las divergencias existan, ella tendrá la razón", dijo Lula a medios brasileños desde Lisboa.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) reiteró que aprueba la decisión, al contrario de lo expresado por su ex canciller, Celso Amorim, de haber votado con Estados Unidos a favor de un relator especial de derechos humanos de la ONU en Irán.
"Tenemos un nuevo gobierno y la presidenta Dilma tiene todo el derecho y libertad de actuar. No creo que haya muchos cambios, porque Dilma era de mi gobierno e hicimos las mismas políticas juntos", dijo.
Sobre su ausencia en el almuerzo a Obama en el Palacio de Itamaraty, respondió: "No podía volver a la Cancillería dos meses y medio después de haber dejado la Presidencia, porque sería una competencia hacia nuestra presidenta, no tendría lógica. Quiero estar en silencio por algún tiempo, dejar que el país y la política tengan la cara de Dilma, mi tiempo pasó y trabajo por el éxito de ella".
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