Los técnicos de Atlético Tucumán y San Martín no encuentran la fórmula de juego necesaria para justificar tantas declaraciones previas al campeonato. Se fue Enrique Hrabina, Carlos Roldán sigue pero sin el rumbo adecuado.
Las excusas de uno se agotaron y se tuvo que ir , las del otro también pero el no se dio cuenta todavía.
Desde esta columna no seguimos echando leña al fuego, las notas anteriores nos dan la razón, lamentablemente.
Ya hablamos de lo mal que juegan Atlético Tucumán y San Martín en cada una de sus presentaciones, pero lo de la fecha anterior fue triste. La gente de Quique hizo un buen primer tiemp. Dominaron en juego, tuvo un despliegue ofensivo como nunca antes pero a la hora de definir los vi tibios. No lastimaron e hicieron lucir al arquero visitante. Y esta vez si tuvo la reacción de los hinchas que habían soportado durante el 2011 un cúmulo de desaciertos de cuerpo técnico y futbolistas. tambien dijimos el año pasado que el decano no jugaba bien pero la metía y que iba a ser problématico si se le cortaba la racha de goles.
Hace un tiempo se rumoreó que algunos jugadores habían “echado” (difícil de afirmar) a Rivoira .Ahora vuelve el mismo chismerío pero esta vez se fue Hrabina. Lo cierto es que el decano solo consiguió el 25 por ciento de los últimos 24 puntos en juego. Con esta campaña ya estaba cantado el alejamiento del técnico, porque es casi imposible “correr” jugadores . Varios llegaron con enorme cartel y todavía no rindieron de acuerdo a las declaraciones de quién aconsejó su contratación y que hasta exigió algunos nombres; como el Fabio Ramos y Pablo Vázquez. El primero no rinde y el segundo ya se fue. Papelón de todos los involucrados en sus contrataciones.
En San Martín las cosas no son muy distintas. La única diferencia es que hay más paciencia con Carlos Roldán. Será por lo que consiguió antes, porque no hay otro, o porque nadie quiere agarrar al santo. Eso nunca lo sabremos. Ahí con menos plata también alquilaron algunos futbolistas que están lejos de un buen rendimiento.
Las “ventajas” que tienen, en la Ciudadela, directivos, cuerpo técnico y jugadores es que sus seguidores todavía no perdieron la paciencia. Se dieron cuenta y reconocen que el equipo no dará más que eso y se resignaron. Si suman puntos bien, si restan se las aguantan. Pobres.
Ya dijimos varias veces , durante el año pasado y este, que ya es hora que paren de sufrir, que si no anda el cadete hay que cambiar gerente, porque aquel no dará más de los tiene. Pero tampoco, en complicidad con algunos periodistas, le vendan humo a los hinchas.
Una lástima, tanta ilusión destruida por una realidad tan dura que tienen los dos clubes más grandes del Jardín de la República.
Al final la vida sigue igual y el fútbol solo es una contingencia en la ruta de cualquier hincha. El domingo se viene la revancha y seguramente estarán alentando a sus colores favoritos. Es lo que hay compadre, no sufra.
Daniel A. Villalba
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