El régimen de Muamar Gadafi anunció este viernes un alto el fuego pero el presidente estadounidense Barack Obama y sus sus aliados europeos y árabes lo emplazaron a retirar a sus tropas de las zonas rebeldes como única forma de evitar un bombardeo aprobado ya por la ONU.
Obama especificó las condiciones.
"Todos los ataques contra civiles deben cesar. Gadafi debe frenar el avance de sus tropas hacia Bengasi (la capital rebelde), retirar a sus soldados de Ajdabiya, Misrata y Zauiya y reanudar los suministros de agua potable y electricidad", así como permitir la llegada de ayuda humanitaria a la población civil.
Un ultimátum dirigido por Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña y algunos países árabes reitera esas condiciones y advierte que "si Gadafi no cumple la resolución 1973 (del Consejo de Seguridad de la ONU), la comunidad internacional le hará pagar las consecuencias y la aplicación de la resolución será impuesta por medios militares".
París será sede el sábado de una cumbre internacional que debería ser decisiva para el eventual lanzamiento de ataques aéreos contra las fuerzas de Gadafi.
El canciller libio, Musa Kusa, había anunciado por la mañana que el régimen de Trípoli "decidió aplicar de inmediato un alto el fuego y dar por terminadas todas las operaciones militares" contra los rebeldes que desde hace un mes controlan muchas regiones del país, principalmente en el este.
El comandante rebelde Jalifa Heftir consideró el anuncio como una "artimaña". "Todo el mundo sabe que Muamar Gadafi es un mentiroso", declaró Heftir en Bengasi (a 1.000 km al este de Trípoli).
El Consejo de Seguridad de la ONU autorizó el jueves a "tomar todas las medidas necesarias (...) para proteger a los civiles y las zonas habitadas por civiles bajo la amenaza de ataques (de las fuerzas de Gadafi)" y aprobó el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Libia.
La resolución excluye "una fuerza extranjera de ocupación bajo cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio", pero no descarta ataques aéreos.
©AFP / Pierre-Philippe Marcou
Resultaba imposible verificar si los combates habían cesado realmente tras el anuncio de alto el fuego.
Una fuerte explosión y disparos de artillería antiaérea se oyeron en Bengasi al caer la noche.
Un jefe militar rebelde, Jaled al Sayeh, denunció que las fuerzas de Gadafi "siguen atacando (...) ciudades asediadas" como Zenten (120 km al sudeste de Trípoli), Misrata (200 km al este) y Ajdabiya (160 km al sur de Bengasi).
Pero las autoridades libias lo desmintieron.
Libia pidió a tres países --Turquía, Malta y China-- enviar observadores para supervisar el alto el fuego.
©AFP / ls
Las reacciones internacionales al anuncio libio fueron por lo general de recelo.
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo que "la comunidad internacional no se va a dejar engañar por el régimen libio y va a verificar con todos los medios a su alcance el cumplimiento estricto de la resolución" de la ONU.
La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, cuyo país considera "arriesgado" emprender una expedición militar, consideró en cambio "alentadora" la actitud libia. No obstante, dijo que "el mundo y la comunidad internacional deberán asegurarse de que no se trata de maniobras dilatorias o de estratagemas".
Gadafi, en el poder desde 1969, había prometido poco antes del anuncio del alto el fuego convertir en un "infierno" la vida de quienes participen en un ataque contra Libia.
©AFP / Patrick Baz
El Consejo aprobó la resolución por diez votos a favor y cinco abstenciones, incluidas las de dos de los cinco miembros permanentes de esa instancia de la ONU (Rusia y China). También se abstuvieron Alemania, India y Brasil.
Una coalición liderada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, con participación de Qatar, se formó el viernes para llevar a cabo la intervención militar.
Canadá, Noruega, Dinamarca y Bélgica anunciaron su intención de poner a disposición aviones de transporte, cazas bombarderos F-16 o F-18 y fragatas o navíos barreminas, para participar en incursiones aéreas o apoyar expediciones humanitarias.
Italia, ex potencia colonial, cerró su embajada en Trípoli y puso sus bases militares a disposición de la coalición.
España dijo que "va a poner a disposición de la OTAN las bases de Rota y Morón (Andalucía, sur), así como medios aéreos y navales con la debida autorización del Parlamento".
La OTAN, de la que forman parte países que expresaron fuertes reservas a expedición militar, como Alemania y Turquía, se mantenía sin embargo en segundo plano.
Francia reiteró su rechazo a una implicación de la OTAN en una operación militar. "Pensamos que no es una buena señal que la OTAN intervenga como tal en un país árabe", dijo a la AFP el portavoz de la cancillería francesa, Bernard Valero.
La Liga Árabe reiteró su apoyo a la imposición de un zona de exclusión aérea sobre Libia.
En el terreno, las fuerzas de Gadafi prosiguieron al menos durante la mañana su contraofensiva.
Testigos dieron parte de combates entre rebeldes y fuerzas gubernamentales en Zenten y Nalut (oeste).
Las fuerzas gubernamentales bombardearon Misrata, según un portavoz de los rebeldes. También hubo enfrentamientos en la zona de Ajdabiya.
El avance de las tropas de Gadafi ha provocado un éxodo creciente de libios en dirección de la frontera egipcia. Unas 300.000 personas han huido del país desde el 15 de febrero.
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