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AMPLIARPedirán la pena máxima en cárcel común

El miércoles se conocerá la sentencia

Durante la jornada de ayer declararon tres vecinos de la casa donde se asesinó a los militantes montoneros pero no aportaron nuevos detalles sobre los hechos. El martes declarará Carlos Ruckauf, a través del sistema de teleconferencia, y se escucharán los alegatos. El miércoles, la sentencia.

Muchas expectativas había en las declaraciones de los tres testigos nuevos que surgieron luego de la inspección ocular que se realizó en la casa de Azcuénaga 1816 donde el 20 de mayo de 1976 se fusilaron a cinco militantes montoneros y por lo que Menéndez y Albornoz están acusados de ser los principales responsables.

Sin embargo, el miedo impuesto por el Terrorismo de Estado, no cesó en estas personas que, ayer, fueron muy reticentes a la hora de declarar.

El primero en tomar la palabra fue Manuel Pulido que todavía continúa viviendo en la casa de los hechos. Su testimonio fue corto, entrecortado. Se notaba que aún estaba atemorizado. Dijo que no vio balas pero que supo que hubo muertos y disparos. El fusilamiento se produjo al mediodía, “yo llegaba de trabajar alrededor de las 6 de tarde”.

La defensa insistió en que declare el matrimonio Albornoz, unos ancianos que viven, aún hoy, al fondo de la casa de calle Azcuénaga, a pesar de que la querella los había desestimado. Primeo lo hizo René, la mujer. “Recuerdo muy poco, andaba haciendo mis cosas cuando policías me ordenó que me meta a mi casa y no salga”, relató. “Escuché disparos pero no vi nada. Estaba aterrada”. También contó que durante ese trágico momento su hija llegaba de la escuela. También confirmó que frecuentemente se escuchaban helicópteros.

Más adelante, el juez Pérez Villalobo indagó sobre la iglesia que existe en las inmediaciones, donde asesinaron a  Saavedra Lamas, cuando escapaba. La testigo dijo que el sábado iba habitualmente a misa y “el padre no hizo ningún comentario”. Paradójicamente, el 20 de mayo de 1976 fue sábado.

Luego llegó el turno del marido, Ramón, no dijo mucho más que su mujer. Aclaró que ese día llegó alrededor de las 18 de trabajar y no vio custodia, aunque aclaró que pocas veces pasaba por esa calle, siempre lo hacía por Viamonte, lugar de tránsito del colectivo.

Testimonio de Romano, dueño de la casa

Por ser el propietario del lugar, Miguel Romano estuvo un año detenido. Siendo un testigo fallecido se hizo lectura de sus declaraciones realizada en etapas anteriores al debate oral. Dijo que no se hizo contrato de locación. Solamente se había alquilado la casa a un matrimonio antes de que allí vivna Romero Niklison. En su declaración, en sede policial el 28 de mayo de 1976, destacó que fue un trato con un tal Juárez y que él nunca había habitado ese lugar.

El juicio continuará el martes con el testimonio, a través del sistema de teleconferencia, de Ruckauf. Luego se harán los alegatos y el miércoles, la sentencia.

“Esperamos ansiosos el momento de los alegatos porque consideramos que se dio por probado nuestra postura de que lo ocurrido no fue un enfrentamiento, sino un fusilamiento donde todavía hay restos que no se entregaron a sus familiares”, dijo la querellante, María Alejandra Romero Niklison, hija de una de las víctimas y abogada en la causa.

En este sentido, recalcó que pedirán la pena máxima en cárcel común, "lo cual consideramos fundamental", dijo la letrada. 

Sebastián Ganzburg