La actividad económica seguía a ritmo lento este miércoles en Japón debido a los múltiples problemas logísticos causados por el sismo y la crisis nuclear en el país, donde la Bolsa parece desentumecerse después de dos días de caída.
Muchas fábricas, oficinas y comercios permanecieron cerrados en la tercera economía mundial, no sólo en el noreste, devastado por la catástrofe, sino también en la región de Tokio (centro este).
El oeste y el sur del archipiélago también se ven afectados, pero menos, por los problemas logísticos ocasionados por el terremoto, sus numerosas réplicas, y el tsunami.
El primer constructor de automóviles mundial, Toyota, mantuvo cerradas sus 28 fábricas y no prevé reanudar el ensamblaje de coches antes del 23 de marzo como muy pronto.
Pero anunció que el jueves volverán a funcionar siete fábricas de piezas sueltas, situadas en Toyota City (centro).
El gigante electrónico Sony continuaba con las puertas cerradas en siete plantas de producción del noreste y pidió a la mayoría de los empleados de su sede de Tokio que no acudan al trabajo. Otras muchas empresas de la capital hicieron lo propio.
Los trenes regionales que utilizan a diario millones de habitantes de Tokio no funcionan con normalidad, aunque se ha registrado una ligera mejora desde el lunes, cuando apenas se cubrió el 20% del servicio.
Las líneas de metro del centro de la ciudad seguían circulando, pero a un ritmo similar al de un fin de semana.
©AFP / Yoshikazu Tsuno
Muchos de los 35 millones de habitantes de Tokio, pulmón económico de Japón, evitaban acudir al trabajo y desplazarse ante la ingente inquietud por la situación en la central nuclear de Fukushima, que dista 250 kilómetros.
Los restaurantes de Tokio, atestados de gente un mediodía cualquiera, estaban prácticamente vacíos y, con la excepción de los supermercados, muchos pequeños comercios cerraron las puertas ante la falta de clientes.
"Voy a cerrar como todos los demás, no tengo a nadie", comenta con tristeza una vendedora de una tienda de accesorios para el hogar en una galería de Tokio.
El vendedor de frutas y hortalizas es más afortunado que ella, ante la cantidad de amas de casa que llegan para abastecerse.
La compañía eléctrica Tokyo Electric Power (Tepco), que abastece la región de Kanto (que abarca Tokio y las prefecturas aledañas), mantiene los cortes eléctricos planificados para evitar un corte repentino a gran escala por falta de producción.
Varias empresas tuvieron que adaptarse a ello, cerrando la puerta durante unas horas al día o toda la jornada.
En el frente energético, una refinería petrolera de Cosmo Oil de Chiba (este de Tokio) continuaba presa de las llamas, cinco días después del sismo que provocó un incendio en una cuba de almacenamiento de esta instalación, con una capacidad de 220.000 barriles diarios.
Las buenas noticias del día, dentro de lo que cabe, provienen de la Bolsa de Tokio, que ganó 5,68% tras haber perdido más de 16% durante los dos días anteriores. Una alegría con matices, ya que la inmensa mayoría de estas ganancias parece provenir de compras oportunistas de operadores que adquieren acciones a precio de ganga.
Una buena parte de los pedidos vienen de inversores extranjeros. Los japoneses están más que ocupados con los problemas del país, donde los bancos durante este periodo, a punto de acabar el año presupuestario, el 31 de marzo, suelen batirse en retirada.
En un intento por distender la circulación monetaria, el Banco de Japón subió a 28 billones de yenes (245.000 millones de euros) los fondos colocados en el mercado interbancario.
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