Luego de los momentos pasados en la última fecha por Atlético Tucumán y San Martín las sensación de sus seguidores es de desconcierto. “Que no panda el cúnico”. Tranquilos.
Los dos partidos tuvieron un denominador común: ninguno de los cuatro equipos mereció ganar
San Martín en Rafaela más allá del accidentado final, perdió por culpa de los descuidos defensivos no por méritos de los locales..
Todos le “saltaron a la yugular” del árbitro, pero nadie se acordó de la facilidad que dio el santo tucumano en la previa y la concreción de los goles de los santafecinos. Por esas jugadas de pelota parada, la que más se usa para hacer goles en esta olvidable divisional, convirtió San Martín y empató Atlético Rafaela.
El partido ya pasó se viene la revancha; lástima los puntos que perdió el santo tucumano. No los de Rafaela sino todos los anteriores en la Ciudadela. De esos nadie se acuerda.
Por su parte Atlético Tucumana esta desnudando los que los goles tapaban el año pasado. Los tantos de local y de visitante hacían “olvidar” que el juego desarrollada en esas victorias no era pleno . Metía más goles de los que le hacían, que es la base del fútbol.
Los ocupantes de las plateas del Monumental rápido se olvidaron de eso y el domingo insultaron a Hrabina y a algunos jugadores como nunca lo hicieron .Me dio vergüenza la cantidad de “panqueques” que se llegaron al estadio.
Esto es simplemente fútbol hermano. No hay que ir a las canchas a descargar frustraciones de la vida cotidiana.
La próxima fecha los equipos conseguirán un triunfo y todo pasará al olvido.
Hay que tranquilizarse y alentar con el corazón no con la “boquita”. Y que no “panda el cúnico”. No todo está perdido.
Daniel A. Villalba
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