- Los países asiáticos multiplican las subvenciones para calmar el descontento popular frente a la importante inflación del precio de los alimentos y del petróleo, pero los expertos estiman que estas medidas podrían en último término agravar las situación.
Las economías asiáticas sufrieron relativamente poco con la crisis financiera, pero actualmente corren el riesgo de desbocarse debido a los bajas tasas de interés, al aumento desenfrenado de la demanda de una clase media en plena expansión y al aflujo de capitales provenientes de los países occidentales.
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destacaba esta semana que los precios mundiales de los alimentos habían alcanzado nuevos récords históricos en febrero, y el súbito aumento de los precios del petróleo podría hacer la que la situación sea aún más difícil.
De China a India, pasando por Vietnam e Indonesia, los gobiernos tratan de amortiguar el choque, otorgando subvenciones, distribuyendo dinero a los consumidores y controlando estrictamente algunos precios.
Los factores que provocaron revoluciones en Oriente Medio están ausentes en Asia, donde las economías registran un importante crecimiento. Sin embargo, los gobiernos miran con desconfianza los disturbios en El Cairo o Trípoli y desean de todas maneras asegurarse de que tienen el apoyo popular en la perspectiva de las próximas elecciones.
"Las tensiones políticas y sociales, y el alza del precio de los alimentos van en general de concierto en esta región", declaró Glenn Maguire, economista de la Societé Générale. "En India, hay gobiernos que debieron dimitir debido al precio de la cebolla. Por lo tanto, un gobierno debe preocuparse de los precios de los productos de base", agregó.
Justamente, en India, el presupuesto dado a conocer recientemente prevé que se mantengan las subvenciones para los alimentos y el combustible, al tiempo que los gastos sociales aumentan un 17%.
Por su parte, China decidió subvenciones en favor de las familias más pobres a las que entregará dinero en caso de inflación elevada, para afrontar los gastos suplementarios.
En Singapur, cuando faltan unos meses para las elecciones, el presupuesto incluía varias medidas para calmar la población frente al alza de los precios, entre ellas subvenciones para los hogares más pobres y reducciones o créditos para los impuestos en favor de las clases medias.
Pero incluso si los gobiernos asiáticos pueden permitirse tales lujos, a largo plazo estas medidas podrían aumentar la crisis inflacionista, estimaron los analistas.
"No hacen más que postergar el problema para más tarde sin resolverlo. Los políticos quieren ser reelegidos y toman medidas que no son necesariamente buenas para la sociedad", estimó Ilian Mihov, profesor de economía del Insead de Singapur.
A medio plazo, las subvenciones y los controles sobre los precios pueden impulsar la inflación, pues empujan al consumo, al tiempo de desalentar el aumento de la producción.
Mal concebidas, esas subvenciones también pueden ir en provecho de aquellos que no las necesitan, agregaron los economistas.
Esta serie de medidas podrá contener la inflación mientras estén vigentes, "pero esta barrera puede romperse cuando los gobiernos no tendrán los medios para sustentarlas y entonces los ajustes serán tanto más violentos", según Wellian Wiranto, economista del banco HSBC.
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