Después de 35 años de campañas y reclamos judiciales de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, comenzó este lunes el primer juicio oral por apropiación de menores durante la dictadura militar (1976-1983). En total hay 102 personas que ya recuperaron su identidad. De ellas, la mayoría había sido apropiada por agentes de la represión que les cambiaron la identidad y los criaron como hijos biológicos. VIDEO
Por Marcela Valente, para IPC
"Daba tristeza y hasta
repugnancia ver la apatía y la indiferencia de los acusados, que se
dormían mientras se leía el informe del fiscal", dijo a IPS Rosa
Roisinblit, de 91 años, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo,
organización querellante en el caso, al comentar la primera jornada del
juicio en el Tribunal Oral 6 de Buenos Aires.
El juicio colocó en el banquillo al exdictador Jorge Rafael
Videla, de 85 años, al último de los gobernantes de la dictadura,
Reynaldo Bignone de 83, cinco conspicuos integrantes del Ejército, la
Armada y la Prefectura, y un civil. Sobre los ocho acusados pesan
cargos de "sustracción, retención, ocultación y sustitución de
identidad" de 34 niñas y niños de menos de 10 años que nacieron durante
el cautiverio de sus madres, detenidas en prisiones clandestinas.
A la sesión inaugural del juicio, concurrieron representantes de organismos
humanitarios, sobrevivientes de la represión y familiares de las
víctimas.
Videla llegó al tribunal esposado porque ya pesan sobre él
dos condenas a reclusión perpetua por graves violaciones a los derechos
humanos. Pero durante la lectura del informe, el ex dictador dormitó
sobre el hombro de otro acusado.
"No tenemos ninguna duda de que hay elementos más que
suficientes para probar que éste fue un plan sistemático para la
apropiación de niños", aseguró Roisinblit, quien espera que los
acusados sean condenados a reclusión perpetua.
Roisinblit tenía una única hija, Patricia, secuestrada en
1978 cuando estaba embarazada de ocho meses. También desapareció su
esposo, José Pérez, y dejaron a una hija de 15 meses que debió ser
criada por sus abuelos.
La niña de entonces, Mariana Pérez, ya tiene 34 años, pero
recién hace 11 supo que su madre había dado a luz a un varón en el
centro de detención que operaba en la Escuela Superior de Mecánica de
la Armada (ESMA), Guillermo Pérez.
El joven fue recuperado por las Abuelas. Vivía con personal
civil de la Fuerza Aérea que se lo había apropiado y le había cambiado
su identidad. Roisinblit es ahora querellante en este proceso en el que
la acompañan sus dos nietos.
La organización de Abuelas surgió en la década de los 70 como
un desprendimiento de la asociación Madres de Plaza de Mayo que
reclamaba por los desaparecidos. Las abuelas exigían específicamente la
aparición de sus nietos.
En los últimos años, a su tarea se sumó la de hermanos de
nietos desaparecidos que además tienen sus propias redes sociales de
organización y búsqueda para hallar a los que aún siguen viviendo bajo
una falsa identidad.
La organización estima que son alrededor de 500 los casos de
menores desaparecidos durante la represión. Muchos nacieron en
cautiverio, pero otros fueron secuestrados de pequeños junto a sus
padres y a ellos hay que sumar los niños que se presume fueron
asesinados.
En total hay 102 personas que ya recuperaron su identidad. De
ellas, la mayoría había sido apropiada por agentes de la represión que
les cambiaron la identidad y los criaron como hijos biológicos. Otros,
en cambio, habían sido adoptados de buena fe.
De los 34 casos expuestos en el proceso que comenzó este
lunes 28, algunos permanecen desaparecidos y otros fueron restituidos.
Entre los que no han sido hallados está el nieto de la presidenta de
Abuelas, Estela de Carlotto.
Entre los restituidos está la nieta del afamado poeta Juan
Gelman, Macarena Gelman, recuperada en 2000, el legislador de la ciudad
de Buenos Aires, Juan Cabandié, nacido en la ESMA, y la diputada
nacional Victoria Donda.
La apropiación de menores fue un delito que no se constituyó
como figura penal hasta después de las llamadas leyes del perdón y del
indulto de los años 80, que liberaron de proceso a miles de represores
y a los excomandantes condenados.
Casi a fines de los 90, las Abuelas consiguieron que la
apropiación y el robo sistemático de hijos de desaparecidos sean
considerados delitos de lesa humanidad, lo que no se había contemplado
a la hora de indultar a los responsables.
Fue por esa grieta que los abogados de la entidad iniciaron
un proceso legal contra Videla y otros oficiales que demoró 14 años
hasta abrirse este lunes a juicio oral. "Desde que empezamos hubo
muchas novedades y hallazgos", aseguró Roisinblit.
Junto a Videla y Bignone son juzgados el exgeneral Santiago
Riveros, el exalmirante Antonio Vañek, el excapitán de corbeta Jorge
Acosta, el exprefecto Jorge Azic y el exmarino Rubén Franco, además del
médico de la ESMA, José Magnacco.
En cambio otros cuatro acusados quedaron fuera del juicio
por haber fallecido. Es el caso del exalmirante Emilio Massera, el ex
jefe de policía Juan Sasiain, el exprefecto Héctor Febres y el ex jefe
de Ejército Cristino Nicolaides.
En el comienzo del juicio oral, se leyó el informe del
fiscal Federico Delgado, en el que se señala que "nacimientos hubo en
todos" los centros clandestinos de detención y tortura del país, pero
precisa que hubo "centros estratégicos" que operaron como
"maternidades", con sala de partos y sala-cuna incluidas.
Se refirió así a sitios como la ESMA, en la capital, Campo de
Mayo, una base militar a unos 30 kilómetros del centro de Buenos Aires,
y al menos otras seis prisiones ilegales en dependencias militares y
policiales.
Para Delgado, esta "no es una causa más" sino una que
ventila "uno de los episodios más oscuros de la historia argentina" de
"violencia sistemática del Estado".
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