Primer obispo de Quilmes, hizo suya la opción preferencial por los pobres, la causa de los derechos humanos, el diálogo ecuménico, así como el despliegue de muchas iniciativas de atención religiosa y de promoción humana. Cofundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), junto a Jaime de Nevares, Miguel Hesayne y Vicente Zazpe integró el pequeño grupo de obispos que denunció los crímenes de la dictadura militar.
Nació en la provincia de Buenos Aires el obispo Jorge Novak, de larga y fructífera trayectoria a favor de los desposeídos y en la defensa de los derechos humanos.
Primer obispo de Quilmes, hizo suya la opción preferencial por los pobres, la causa de los derechos humanos, el diálogo ecuménico, así como el despliegue de muchas iniciativas de atención religiosa y de promoción humana. Cofundador del Movimiento
Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), junto a Jaime de Nevares, Miguel Hesayne y Vicente Zazpe integró el pequeño grupo de obispos que denunció los crímenes de la dictadura militar, consolando y apoyando a sus madres y familiares.
Trayectoria
Nacido en 1928 en San Miguel Arcángel, provincia de Buenos Aires, Jorge Novak era muy joven cuando ingresó en el seminario de los padres del Verbo Divino, de Rafael Calzada, donde hizo sus votos perpetuos como religioso en 1953. Al año siguiente fue ordenado sacerdote. Completó sus estudios en Roma, en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde se doctoró en Historia de la Iglesia.
En agosto de 1976 Pablo VI lo designó primer obispo de Quilmes, responsabilidad que ejerció durante casi un cuarto de siglo, con el acento puesto en la fidelidad a la opción preferencial por los pobres a la que convocó el Concilio Vaticano II. Sus documentos y homilías repercutían profundamente en la comunidad católica.
Entre 1997 y 2000 presidió la Comisión de Pastoral de la Salud del Episcopado. En 1982 contrajo en Costa Rica una enfermedad que lo mantuvo paralizado, pero pudo recuperarse casi totalmente. Cofundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, del que fue copresidente hasta su muerte, en el año 2000 publicó un libro que tuvo una cálida acogida. Su título lo dice todo: "Esto no es marxismo, es Evangelio".
La injusticia social y el drama del desempleo lo obsesionaban. "Asistimos a una de las peores opresiones contra la familia obrera: su exclusión del mundo del trabajo, que la condena a una situación colindante con la peor de las esclavitudes", dijo hace apenas dos meses. Y agregó: "La sociedad democrática no debe esperar a que aparezcan estallidos sociales para hacer justicia con el trabajador".
Sus mensajes pastorales por Radio Provincia, las marchas por la solidaridad que solía encabezar, su constante defensa de la familia, su militancia en favor del ecumenismo y el diálogo interreligioso, entre tantas otras manifestaciones de su fervor apostólico, son parte de un legado que difícilmente se borrará de la memoria colectiva, sobre todo en la zona sur del Gran Buenos Aires, a la que consagró lo mejor de su energía espiritual.
Falleció el 9 de julio de 2001.
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