El líder libio Muamar Gadafi, acorralado en Trípoli, trataba de recuperar terreno conquistado por la rebelión y seguía ignorando la presión de Occidente, que el martes barajaba imponer una zona de exclusión aérea al país para impedir que el régimen bombardee zonas pobladas.
Pero altos mandos militares estadounidenses dijeron que los países de la OTAN no alcanzaron un acuerdo sobre una intervención militar y que la imposición de una zona de exclusión aérea sería "extraordinariamente" compleja.
"No hay unanimidad en la OTAN para el uso de la fuerza", dijo el secretario de Defensa, Robert Gates, en una conferencia de prensa junto al jefe de Estado Mayor estadounidense Mike Mullen.
La imposición de una zona de exclusión aérea requeriría la destrucción previa de los sistemas de defensa antiaérea libios, advirtió el general estadounidense James Mattis.
©AFP / Marco Longari
"Lo presionaremos económicamente (...). Lo presionaremos militarmente", había declarado antes la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, a la televisión NBC.
Francia aclaró que "no habrá ninguna intervención militar sin mandato claro de Naciones Unidas".
Pero el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, estima que la creación de una zona de exclusión aérea no necesita obligatoriamente luz verde de la ONU.
La Organización de la Conferencia Islámica (OCI) se declaró opuesta a una intervención y la oposición libia observa con recelo las opciones militares, pues teme que una intervención extranjera reste legitimidad a la insurrección.
Gadafi perdió el control de los principales pozos petroleros del país a manos de la insurrección, y la comunidad internacional quiere asfixiar económicamente al régimen.
Estados Unidos bloqueó 30.000 millones de dólares de activos libios y la Unión Europea (UE) decretó sanciones que van del embargo de armas a la congelación de fondos de Gadafi y sus allegados.
La Asamblea General de la ONU decidió el martes suspender a Libia del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, tras la represión del gobierno de Gadafi contra los manifestantes.
Uno de los hijos del coronel, Saif al Islam, negó sin embargo que el régimen de su padre haya atacado a civiles, en una entrevista con Sky News.
En el terreno, los militares leales a Gadafi reforzaron la frontera con el sur de Túnez, que habían desertado el domingo y el lunes, según testigos.
Los milicianos de Gadafi habían intentado la madrugada del martes volver a ocupar Zauiya, a 60 km al oeste de la capital, pero fueron repelidos, indicaron residentes a la AFP.
La rebelión, que en dos semanas ha conquistado la mayor parte del territorio libio, creó en Bengasi (1.000 km al este de Trípoli) un consejo militar, que integra a oficiales desertores, aunque no a todas las ciudades sublevadas.
Según un diplomático libio en la ONU, el gobierno de transición formado por la oposición comenzará a trabajar aunque Gadafi se niegue a dejar el poder.
©AFP / Gianluigi Guercia
El nuevo órgano discute la conveniencia de lanzar un ataque contra la capital.
El general Ahmed Qatrani, encargado de administrar las fuerzas militares en Bengasi, excluyó esa idea. "Estamos en contacto con los opositores de allá, pero nos piden que no hagamos nada", afirmó el jefe militar, citado por una responsable del bastión opositor de Bengasi.
Gadafi, de 68 años, en el poder desde 1969, ejerce su autoridad tan sólo en Trípoli y sus alrededores y en un puñado de bastiones del árido sur. Pero la oposición ya se atreve a desafiarlo con pintadas que piden su caída en los suburbios mismos de la capital.
El líder libio se aferra al poder y niega obstinadamente la magnitud de la insurrección.
"Mi pueblo me adora. Morirían por protegerme", dijo en una entrevista el lunes.
Al menos mil personas murieron desde el inicio del levantamiento popular el 15 de febrero, según organizaciones de defensa de los derechos humanos.
En cuanto al futuro, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, advirtió que Libia podría convertirse en una "democracia pacífica", o bien hundirse en una guerra civil.
©AFP / sr/dp
La ONU teme una catástrofe humanitaria por el éxodo de decenas de miles de personas que huyen del país por las fronteras con Egipto y Túnez.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OMI) lanzaron un llamado urgente para que sean evacuadas las decenas de miles de personas que huyeron de Libia y esperan en la frontera con Túnez.
Italia decidió enviar una misión humanitaria a Túnez para dar asistencia a los refugiados.
La agitación sigue viva en los países musulmanes desde las revueltas populares que derrocaron a los regímenes autoritarios de Túnez y Egipto.
Una masiva manifestación reclamó en Yemen la renuncia del presidente Alí Abdalá Saleh, y miles de personas se manifestaron contra el régimen en Bahréin.
En Teherán, al menos cinco personas fueron detenidas en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes que protestaban contra la detención de los líderes opositores Mir Hosein Musavi y de Mehdi Karubi. El fiscal de la República Islámica desmintió esas dos detenciones.
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