Con una fantasía como no se ve en esta división anoche el decano sumó tres puntos al derrotar, en Córdoba, a Instituto. Un justo triunfador fue el decano.
Justo porque luego del gol supo como hacer para mantener la ventaja.
No fue un gran partido, pero tuvo sus instantes de emoción sobre todo cuando Atlético se puso en ventaja con esa enorme jugada realizada por el mejor delantero de la divisional como lo es Cristián Chávez, que luego del golazo se acercó aun más al fútbol de primera división.
Atlético ganó el partido porque tiene a un Lucas Ischuk que redujo al mínimo todos los intentos aéreos de Instituto, que se murió en la inoperancia de querer convertir de cabeza a través de Lázzaro o Klimowics cuando ya estaba en desventaja. No pudo y es un merecido castigo para lo poco que demostró en su cancha.
Omar Gallardo , otro de los baluartes en el triunfo decano desbarató todo los intentos de creación que hubo en la zona media. Corrió, marcó , estorbó, molestó y cada vez que la recuperó entregó bien con la ayuda inestimable de Diego Erroz.
Y arriba , allí donde los que juegan si lo hacen como lo hizo anoche en Córdoba Cristián Chávez pronto consiguen desahogos económicos y consolidan el futuro propio y familiar. Así es. En el fútbol mundial faltan atrevidos que se salgan del rígido libreto que ordenan los técnicos y jueguen acariciando y mimando a la principal protagonista del juego como es la redonda de cuero. Chávez es uno de ellos, si no Atlético anoche no ganaba.
Por esa diferencia en las individualidades de Ischuk, Gallardo, Erroz y Chávez el equipo de Enrique Hrabina sigue entre los principales candidatos de lograr el ascenso a la división de privilegio.
Daniel A. Villalba
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