El presidente de Uruguay, José Mujica, cumple hoy su primer año de gobierno con una marcada apuesta al diálogo para resolver conflictos y aplicar políticas de Estado, y con una persistente actitud de verborrágica autenticidad, que así como cautivó a sus miles de electores también le generó unos cuantos dolores de cabeza.
La actitud conciliatoria le ha redituado varios desafectos al floricultor de 74 años, y en varias ocasiones se le ha vuelto una suerte de gol en contra, ya que evitar hacer uso de la autoridad para llevar adelante una medida de gobierno requiere tiempo, y esto puede ser enemigo de la eficacia a la hora de resolver temas urgentes en la agenda política nacional.
Para agravar las cosas, Mujica "peca" de una intempestiva autenticidad: lanza sin cálculos ni especulaciones ideas que por provenir del presidente de la República se instalan en la agenda y disparan un reguero de voces a favor o en contra, pero que, cuando no prosperan, dejan tras de sí una frustrante sensación de "mucho ruido y pocas nueces".
Esa suerte de insatisfacción por lo que podría haber sido
pero no fue, -la cual no encuentra justificación en los datos
objetivos de sus primeros 12 meses de gestión-, deja
sobrevolando sobre el mandatario la recurrente idea de "habla
mucho y hace poco".
La apuesta al diálogo fue una realidad al comienzo de su gobierno, cuando puso fin, mediante la "política de la buena vecindad", al diferendo con Argentina por la instalación de una planta de celulosa a orillas de un río fronterizo. En lo que configuró un rotundo cambio respecto a la política externa de su antecesor Tabaré Vázquez, Mujica viajó a Buenos Aires y conversó personalmente con su par argentina Cristina Fernández de Kirchner.
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff