NUEVA YORK, 25 feb (IPS) - Aunque en Occidente se tiende a identificar al fundamentalismo con el integrismo islámico, el fenómeno en realidad está presente en todas las regiones y en todas las religiones, presentando características comunes.
Para llamar la atención sobre el problema y cómo éste afecta en particular a las mujeres de todo el planeta, la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID) lanzó un nuevo informe esta semana en el marco de la reunión anual de la Comisión sobre el Estatus de las Mujeres, que se celebra en Nueva York.
El informe se titula "Hacia un futuro sin fundamentalismos".
Siguiendo un anterior investigación de AWID, el informe señala
que los movimientos fundamentalistas tienden a ser intolerantes y
patriarcales, opuestos a los intereses de las mujeres y con discursos
basados en absolutos.
Saira Zuberi, coordinadora de la iniciativa Resistiendo y
Desafiando a los Fundamentalismos Religiosos, creada en 2007, señaló
que el fenómeno se muestra en "movimientos muy complejos y
sofisticados".
Aunque puedan hacer énfasis en temas diferentes, ambos
procuran el control social. Por ejemplo, en el ámbito de las mujeres,
mientras los fundamentalistas cristianos se concentran en los derechos
reproductivos, los islámicos prestan más atención a promover una
vestimenta "modesta".
Y para lograr sus metas, los fundamentalistas son
oportunistas, buscando alianzas donde puedan encontrarlas, sin importar
si hay plena coincidencia ideológica.
Según María Consuelo Mejía, directora de la organización no
gubernamental Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), México es
escenario de esa situación.
"En México hoy el pragmatismo político es todo. No hay
ideología, no hay principios… porque estamos frente a un proceso
pre-electoral", dijo a IPS.
El opositor Partido Revolucionario Institucional "hace
alianzas con la Iglesia Católica, pero no se supone que deban hacer
alianzas con la iglesia, mientras que el PAN (gobernante Partido de
Acción Nacional) forja alianzas con el PRD (Partido de la Revolución
Democrática)", señaló. "Y eso es muy dañino para nosotras".
Fundado en 1994, el grupo CDD defiende el derecho de las
mujeres a decidir sobre su sexualidad y reproducción, y promueve la
separación de la iglesia y el Estado.
La organización realizó una investigación entre 2003 y 2005
en cuatro países latinoamericanos (Bolivia, Brasil, Colombia y México),
y concluyó que alrededor de 60 por ciento de sus poblaciones católicas
aceptaban el derecho de las mujeres a abortar en circunstancias
particulares.
CDD también indicó que "al menos 70 por ciento de la
población católica en México no sigue las enseñanzas de la Iglesia" y
usa anticonceptivos, practica aborto y desea educación sexual en sus
escuelas. "Noventa y nueve por ciento no quieren que la Iglesia
Católica influencie las políticas públicas".
Una organización similar es Católicas por el Derecho a
Decidir, formada en Estados Unidos en 1973 bajo el principio de que las
creencias religiosas no deben coartar el derecho de las personas a
tomar decisiones libres sobre su salud reproductiva.
El movimiento es también muy activo en Estados Unidos. La
semana pasada, legisladores conservadores del opositor Partido
Republicano promovieron en la Cámara de Representantes del Congreso una
reducción de los fondos para el grupo Planned Parenthood (Paternidad
Planificada), uno de los mayores proveedores de salud reproductiva para
mujeres pobres en ese país. El argumento era que realizaban abortos.
Mejía señaló que muchos de estos republicanos antiabortistas
eran cristianos fundamentalistas, y apuntó una aparente contradicción
entre los resultados de las encuestas y la influencia política de estos
movimientos "pro-vida".
Por lo general sucede que "las mujeres que tienen un aborto
no están dispuestas a apoyar un gobierno a favor de los derechos de las
mujeres", dijo a IPS. Esto se debe que el aborto que han practicado
tiene que ver con "resolver sus propios problemas, y realmente creen
que lo que están haciendo está mal".
"Por otro lado, el mal llamado movimiento ‘pro-vida’ tiene
muchas otras formas y muchas otras causas para unificarse", señaló. "Y
tienen mucho dinero y gente en puestos clave".
Mejía también subrayó que la mayor parte de la población
mexicana tiene miedo, y por eso no expresa abiertamente su opinión. La
ciudad de México es el único lugar del país en que las mujeres pueden
abortar con más de 12 semanas de embarazo.
"El patriarcado es realmente un factor, una razón muy
importante detrás del fundamentalismo", explicó. "Romper el patriarcado
es un problema, porque significa romper con todo el sistema de
funcionamiento de nuestra sociedad".
Por tanto, "la autonomía de las mujeres está rompiendo una moral de dominación y toda la forma de operar de una sociedad".
Lydia Alpizar, directora ejecutiva de AWID, señaló que "las
mueres también pueden ser fundamentalistas, y hay muchas mujeres
fundamentalistas que están en contra de la autonomía de la mujer,
contra los derechos reproductivos y contra la educación sexual".
El informe de AWID dedica su última y más importante parte a
estrategias feministas de resistencia, subrayando la importancia de
"reclamar una visión feminista de la religión y de la familia".
"Por mucho tiempo, aquellos como nosotros que trabajamos por
los derechos humanos de las mujeres no hemos trabajado realmente en
temas de religión, y sospecho que esto tiene que ver con nuestro de
deseo de presentarnos como seculares", dijo la activista feminista
india Pramada Menon, citada en el informe.
Las activistas ahora reconocen la importancia de dialogar y debatir con los fundamentalistas religiosos.
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