Cuando el número de empleados que Matt Kaplan supervisaba en un laboratorio de la Universidad de Arizona en Tucson se multiplicaron de seis a 30, la universidad llamó a un asesor de gerencia para asegurarse de que estaba preparado. Lo que aprendió lo sorprendió: sus empleados pensaban que era distante y que no confiaba en el trabajo que ellos realizaban
"El mayor desafío para mí fue darme cuenta de que no podía hacer todo por mí mismo", indicó, antes de admitir que "tenía que aprender a confiar en mi equipo, lo que fue un proceso gradual".
Los expertos afirman que muchos jefes tampoco tienen idea de la forma en que los ven sus empleados. Estas son cinco señales de que usted podría ser uno de ellos:
1- La mayoría de sus e-mails son de una sola palabra.
Quizás sea eficiente, pero muchos jefes no se dan cuenta de lo seco que puede ser un e-mail de una palabra —incluso un simple "sí" o "no"—, afirma Barbara Pachter, asesora de gerentes y autor de varios libros de etiqueta en el lugar de trabajo. Ella lo llama "el efecto BlackBerry".
"Los gerentes tienen una tendencia a ser abruptos, en especial cuando contestan e-mails al paso", indica Pachter. "Se interpreta como una invitación a generar conflictos. Agregar simplemente un 'gracias' hace la diferencia".
Algunos gerentes escriben mensajes incluso más cortos. Cuando Christina Marcus le envió por e-mail una idea para un proyecto a un ex jefe, él le respondió "S". Pensó que el jefe había cuestionado su idea y pasó 20 minutos redactando la respuesta. Resulta que la "S" significaba "sí". Marcus eventualmente se fue de la empresa.
2- Rara vez habla con sus empleados cara a cara.
Depender del e-mail puede ser conveniente, pero cada vez más los jefes usan tecnología para evitar tener conversaciones difíciles, afirma Robert Sutton, profesor de la Universidad de Stanford y autor de "Jefe bueno, jefe malo".
"Nadie quiere hacer el trabajo sucio, pero es el trabajo de un jefe enfrentar los temas difíciles", afirma Sutton. Pasar tiempo cara a cara genera confianza con los empleados, agrega Pachter.
3- Sus empleados se enferman muy seguido.
Los empleados son capaces de simular estar enfermos para evitar un mal jefe, afirma Sutton. Pero hay evidencia de que un mal jefe puede ser malo para su salud. Un estudio sueco de 2008 que monitoreó a más de 3.000 hombres a lo largo de 10 años descubrió que los hombres que indicaron que tenían un mal jefe en el trabajo presentaban un 20%-40% más de probabilidades de sufrir un ataque al corazón.
4- Su equipo trabaja horas extra, pero aún así no llega a cumplir las metas.
Los jefes nuevos son particularmente propensos a trazar metas inalcanzables para sus empleados, afirma Gini Graham Scott, autor de "Una guía de supervivencia para trabajar con malos jefes".
Una ejecutiva de recursos humanos en una firma de Nueva York que prefirió no ser nombrada porque actualmente busca un puesto nuevo, afirma que comenzó a trabajar 15 horas diarias luego de la llegada de su nueva jefa. Lo primero que hizo su jefa: prometerles a los clientes fechas de entrega más exigentes. "Le decía al cliente: 'Podemos tener esto listo en tres días', lo que era imposible", afirma esta mujer.
5- Usted grita.
Incluso si no les grita cuando está enojado a sus empleados, hablar fuerte puede dañar la moral del ambiente laboral, afirma Pachter. "Los empleados sentirán todo el tiempo que los están regañando, y evitarán enfrentarlo (al jefe) si llega a haber un problema", sostiene.
En uno de los empleos pasados de Marcus, todos los debates se convertían en un foro público, relata. "Mis jefes gritaban libremente en la oficina, incluso cuando no estaban enojados", dice. "Cargaba el ambiente y realmente afectaba la productividad, en especial cuando uno intentaba descifrar a quién debía estar escuchando".
Fuente: The Wall Street Journal
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