Un brazo ortopédico biónico controlado por los pensamientos del usuario, que incluso reproduce algo de las sensaciones de la piel al amputado, será exhibido hoy en una importante conferencia científica en Estados Unidos.
Más de 50 amputados de todo el mundo, muchos de ellos veteranos de guerra que perdieron partes de su cuerpo en combate, recibieron estos aparatos desde su invención por el doctor estadounidense Todd Kuiken en 2002.
El brazo utiliza tecnología llamada de restauración nerviosa muscular dirigida (Targeted Muscle Reinervation, TMR), que trabaja redirigiendo las señales del cerebro de los nervios que resultaron cercenados a los músculos que están intactos y en uso.
Glen Lehman, un sargento estadounidense retirado que perdió su brazo en Irak, será quien muestre la tecnología en la conferencia anual de la Asociación estadounidense para el Avance de la Ciencia.
"Hace más de 20 años me di cuenta de que las prótesis de entonces eran incapaces de aumentar las funciones y el movimiento a los amputados", explicó Kuiken en un comunicado divulgado antes de la presentación.
"Había una importante necesidad insatisfecha para mejorar las vidas de los amputados, y quería desarrollar una tecnología que fuera de ayuda", dijo. "Si bien se necesita progresar mucho más, hemos logrado avances significativos para mejorar las capacidades de los amputados", agregó.
Una serie de esfuerzos para ensayar y mejorar ese tipo de robótica lectora del pensamiento, conocidas como interfaces cerebro-computadora, también serán exhibidas en la conferencia.
Entre ellas, cómo los investigadores pueden colocar chips informáticos en la superficie del cerebro para interpretar la actividad neuronal, lo cual permite potencialmente a los pacientes con lesiones en la espina dorsal controlar una variedad de aparatos desde juegos de computadora a prótesis.
Pero mientras la tecnología puede ser sorprendente, no es para nada fácil de manipular para los pacientes.
Según José del R. Millan y su equipo de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, en un aparato con "interface cerebro-computadora típico", los usuarios envían mensajes mentales para la derecha, la izquierda o cero dirección (sin comando).
"Pero resulta que el sin comando es muy complicado de mantener y exige extrema concentración. Después de cerca de una hora, la mayoría de los usuarios quedan exhaustos. No es de mucha ayuda si necesitas maniobrar tu silla de ruedas a través de un aeropuerto", dijo el equipo en un comunicado.
Por eso ahora los investigadores intentan ver cómo armar una máquina que lea las señales del cerebro del amputado e interprete su voluntad.
Se pide a los usuarios que lean o hablen en voz alta mientras piensan la mayor cantidad posible de direcciones a la derecha, izquierda o neutras. La tecnología aprende a distinguir entre tanta información y entiende cuándo un comando ha sido ordenado.
El resultado "hace de la multitarea una realidad al mismo tiempo que permite a los usuarios un respiro".
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