El Gobierno egipcio y la oposición acordaron ayer la creación de un comité para realizar reformas a la Constitución y poner fin a la Ley de Emergencia, vigente desde 1981, en una reunión sin precedentes que fue calificada de "insuficiente" por la proscripta Hermandad Musulmana.
Omar Suleiman, el primer vicepresidente egipcio en 30 años, mantuvo una reunión con representantes de grupos opositores como Acción para el Cambio, del Premio Nóbel de la Paz Mohammed El Baradei, el Cambio, el partido liberal Wafd y el grupo de izquierda Tagammu, además de la Hermandad.
Según un comunicado oficial difundido al término del encuentro, las
partes acordaron realizar reformas constitucionales, en concreto la
reforma de los artículos 76 y 77 de la Carta Magna, que estipulan los
requisitos para ser candidato presidencial y el número de mandatos que
puede tener el jefe de Estado.
Estos acuerdos, según el texto
oficial, se alcanzaron para "llevar a cabo la transición del poder de
manera pacífica de acuerdo con la Constitución", informó la agencia de
noticias DPA.
Entre las principales reivindicaciones de la
oposición están la limitación de los mandatos presidenciales a dos
períodos y el cambio de los requisitos para poder presentarse a las
elecciones.
Este último es un punto crucial, ya que hasta ahora
eran tan complejos que prácticamente impedían que el resto de los
partidos se presentara.
Pero el comunicado indicó además que el
presidente Hosni Mubarak permanecería en el poder para supervisar los
cambios, lo que probablemente será inaceptable para los miles de
manifestantes de la plaza Tajrir de El Cairo, que exigen su renuncia
inmediata.
La Hermandad Musulmana afirmó que los acuerdos
anunciados al final de la reunión mantenida por la oposición con
Suleiman eran "insuficientes".
"La reunión de hoy es tan sólo un
primer paso para examinar al régimen y ver si realmente tiene buenas
intenciones", afirmó en una rueda de prensa el dirigente de la
organización islámica Saad Katatni, que participó en el encuentro, el
primero de la agrupación proscripta con un representante del Gobierno
desde que estalló la revuelta popular.
"El diálogo todavía no
conduce a nada. La mayoría de las peticiones no han sido respetadas",
afirmó y citó específicamente la renuncia de Mubarak, una exigencia que
venían poniendo los grupos de la oposición como condición previa para
cualquier diálogo con las autoridades egipcias.
Pero ahora,
según aclararon los dirigentes del grupo islámico, Egipto vive "en una
nueva legitimidad", ya que el régimen de Mubarak "si está, es tan sólo
de una manera física".
Por su parte, Mustafa Naggar, coordinador
de la Asociación Nacional por el Cambio de El Baradei, dijo que "la
reunión fue positiva en general, pero es sólo el comienzo. Apreciamos
que Omar Suleiman se reuniera con nosotros de forma independiente tras
un encuentro general con todas las fuerzas políticos".
Mubarak
anunció recientemente que no tenía intención de presentarse a las
elecciones presidenciales de septiembre. De hecho, nombró a un
vicepresidente, Suleiman, para ocupar un puesto vacante desde que llegó
al poder en 1981.
Mientras Mubarak, que ayer anunció la dimisión
de la cúpula de su partido -Partido Nacional Democrático (PND)-
pretende normalizar hoy la vida de El Cairo, en el día en que Egipto
comienza la semana.
Uno de los puntos clave en esta vuelta a la
normalidad es la plaza Tajrir (Liberación), ocupada desde hace casi dos
semanas por los manifestantes que quieren que se vaya Mubarak.
El
Gobierno comenzó a retirar los coches quemados, en un intento de que la
limpieza aparente normalidad, y abrió al tráfico el puente Kasr el Nil,
un lugar estratégico para el acceso a la plaza.
"Nosotros
queremos que la gente regrese a trabajar y reciba su sueldo, y que la
vida regrese a la normalidad", dijo el comandante del Ejército egipcio
Hasan al-Roweny, que recorrió la plaza para intentar convencer a los
manifestantes de que se marchen.
Sin embargo, los manifestantes
siguen empeñados en la protesta y aumenta el flujo de personas que se
acercan con la intención de acampar.
Muchos empleados públicos
retornaron hoy a sus tareas, mientras los bancos volvieron a prestar
servicios tras el cierre dispuesto durante la última semana.
En
tanto, Estados Unidos, principal aliado político y militar de Egipto,
que funciona como interlocutor en el conflicto de Medio Oriente, hizo
hincapié en la necesidad de un cambio gradual y de negociaciones entre
el Gobierno y grupos de oposición sobre un traspaso ordenado del poder.
La
secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, celebró las
negociaciones entre Suleiman y los grupos de oposición y dijo que el
diálogo entre Gobierno y opositores necesita tiempo.
Desde que
estalló el levantamiento popular hace casi dos semanas en Egipto,
murieron al menos 300 personas y mas de 4.000 resultaron heridas, según
datos de Naciones Unidas.
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff