La revuelta popular iniciada por jóvenes en Egipto contra el régimen de Hosni Mubarak tomó proporciones históricas, pero ahora muchos de ellos se preguntan quién lo reemplazará si finalmente logran derrocarlo.
Por Cam McGrath, para IPC
"Al principio sólo
pensábamos en cómo sacar a Mubarak", señaló el activista Seif Abdallah,
quien se considera un musulmán moderado.
"Queremos elecciones libres y justas, pero tenemos miedo,
tanto cristianos como musulmanes, de sacar a un dictador para
reemplazarlo por un estado islámico como Irán", añadió.
Organizaciones populares como Kefaya, Movimiento Juventud 6
de abril y la última campaña del Día de la Ira, celebrado el 25 de
enero, son reacciones a décadas de gobiernos opresivos, a la corrupción
y a la miseria absoluta, señaló Mina Rizqallah, activista y abogado de
la Unión de Egipcios por un Pensamiento Liberal.
Rizqallah está a favor de los reclamos, pero teme que un
gobierno islámico radical surja del confuso panorama político que reina
en Egipto.
"Los organizadores de las protestas quieren que Mubarak se
vaya, pero no tienen claro cómo seguirá la historia", dijo Rizqallah a
IPS. "Emplean palabras vacías como ‘democracia’ y ‘libertad’", apuntó.
"Fue una democracia la que llevó a los nazis al poder en
Alemania y a Hamás en Gaza y puede ocurrir lo mismo acá con la
Hermandad Musulmana", arguyó.
Fundada en 1928, la Hermandad Musulmana es la mayor fuerza de
oposición y la más organizada y aboga por un estado basado en la shariá
(ley islámica).
La organización proscrita renunció a la violencia en los
años 70 y optó por la participación política, pero sus miembros son
frecuentemente detenidos y enviados a prisión.
Candidatos de la Hermandad Musulmana, que se presentaron como
independientes en las elecciones legislativas de 2005, obtuvieron 88
asientos, alrededor de 20 por ciento, del parlamento.
El éxito sin precedentes fue de corta duración. Tras un
artilugio orquestado por el gobierno, la organización no logró ni un
escaño en los comicios de 2010, marcadas por la violencia y
consideradas fraudulentas por los observadores.
La organización no inició la revuelta popular, adjudicada a
jóvenes egipcios, la mayoría laicos, pero será la primera en
beneficiarse de lograrse un cambio político.
"La oposición es débil, está dividida y no tiene
experiencia", explicó Moustafa Kamel el-Sayed, profesor de ciencias
políticas de la Universidad de El Cairo.
La Hermandad Musulmana es la única organización con la
cantidad de gente capaz de asumir el control político, indicó. "En caso
de haber elecciones, será la que tendrá más influencia".
La posibilidad de que una organización islámica pueda estar
en el gobierno llevó a repensar a algunos manifestantes sobre su
determinación a expulsar a Mubarak ya.
"Estuve en la plaza de Tahrir desde el principio, el 25 de
enero, pero ahora trato de convencer a mis amigos de no seguir y
aceptar la promesa de Mubarak de irse en septiembre", señaló la
universitaria Amina Ghanem.
"Necesitamos más tiempo para fortalecer a la oposición con
vistas a las elecciones, de lo contrario, la Hermandad Musulmana
obtendrá una gran mayoría", añadió.
Los cristianos coptos, que representan 10 por ciento de los
82 millones de habitantes, están especialmente nerviosos por el futuro
político del país. Su temor se funda en los últimos episodios de
violencia sectaria en Egipto y los repetidos ataques contra iglesias en
Medio Oriente, perpetrados por organizaciones islamistas.
Una iglesia de la septentrional ciudad de Alejandría fue
bombardeada en año nuevo, lo que costó la vida a 23 personas y dejó más
de 100 heridas. La Hermandad Musulmana condenó el ataque, perpetrado,
según las autoridades, por grupos vinculados a la red extremista Al
Qaeda en el territorio palestinos de Gaza.
El conocido empresario copto Naguib Sawiris expresó su
preocupación de que el Islam político crezca a instancias del malestar
que reina en Egipto.
"El movimiento no fue manipulado por políticos. Es una
movilización juvenil y haremos lo que podamos para asegurarnos de que
no lo aprovechen fuerzas religiosas radicales que nos quieren hacer
retroceder a la Edad Media", añadió.
La Hermandad Musulmana "se quedó al margen" del
levantamiento, pero la participación de la organización fue vital para
el éxito de la "Marcha del Millón" en El Cairo, realizada el martes 1,
señaló la analista política Dina Shehata.
La organización movilizó a sus bases para la manifestación
histórica. Sus partidarios reclamaban la partida de Mubarak y
entregaban folletos que decían el "Islam es la solución".
Tampoco presentó ningún presidenciable, lo que la dejaría
expuesta, según analistas. Pero respaldó a Mohammad elBaradei, ex
director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica y
apreciado por la prensa occidental.
ElBaradei es un reformista laico y liberal, pero que
reconoció que el apoyo de la Hermandad Musulmana es crucial para reunir
votos, en especial entre los más pobres.
"Son conservadores desde el punto de vista religioso, pero
están dispuestos a trabajar en un estado con sociedad civil", arguyó el
también premio Nobel de la Paz.
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