El Tribunal Oral en lo Federal de Tucumán dará comienzo, el 15 de febrero, a un nuevo juicio oral que tendrá como imputados al ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez y el ex jefe del D2, Roberto Albornoz, acusados por el homicidio de cinco personas durante el último gobierno de facto.
El 15 de febrero comenzará un nuevo juicio por crímenes de lesa humanidad en Tucumán. Como en los dos anteriores, Menéndez volverá al banquillo de los acusados por el homicidio de cinco personas. También está como imputados Roberto el “tuerto” Albornoz, jefe del D2 de la policía.
El patrocinante de la querella es el doctor Horacio Andrés Coutaz. Mientras que los querellantes son Gerardo Alfredo Romero y María Alejandra Romero Niklinson.
Como en el caso Jefatura, el abogado defensor de Albornoz será el doctor Ávila Gallo y de Menéndez, el doctor Guerineau.
Los hecho de la causa
El 20 de mayo de 1976, en horas cercanas al medio día, se produjo un allanamiento por parte de personal de la Vº Brigada de Infantería y personal perteneciente a fuerzas policiales de la Provincia de Tucumán, en el domicilio donde vivían María Alejandra Niklison y Gerardo Alfredo Romero (padres de la denunciante), sito en calle Azcuénaga 1816, Barrio Echeverría de la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Momentos antes del allanamiento, en ese domicilio se hallaban reunidos cinco militantes pertenecientes a la Organización Político-Militar Montoneros de Tucumán, quienes estaban participando de una reunión de conducción de la zona Este: María Alejandra Niklison, Fernando Saavedra Lamas, “Pepo”; Juan Carlos Meneses (cuyo nombre falso era Miguel Ángel González Cano, oriundo de la provincia de Santa Fe) Atilio Brandsen y Eduardo Gonzalez Paz, apodado “Tomas” o “Martín”.
Fuerzas conjuntas del Ejército y de la Policía Provincial, toman por asalto la casa, previamente lanzan explosivos, ingresan a la vivienda, simulando un enfrentamiento asesinan a todos los moradores, por disparos de arma de fuego. Uno de los ocupantes logra salir de la casa huyendo, pero es asesinado por los mismos agresores cerca de la iglesia cercana, luego identificado como Fernando Saavedra Lamas. Frente del domicilio allanado había camiones del Ejército, vehículos policiales, gran cantidad de efectivos de ambas fuerzas, y muchos vecinos del lugar.
Los cuerpos sin vida de las víctimas fueron llevados a la Jefatura de la Policía de Tucumán, y de allí cuatro de ellos (tres masculinos y un femenino) fueron inhumados en fosas comunes en el Cementerio del Norte de esta ciudad.
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