Los ministros de Finanzas de la Eurozona se reúnen el lunes en Bruselas bajo presión para reforzar la ayuda disponible a los socios en apuros financieros, si bien Alemania y Francia no ven urgencia, especialmente tras una semana en que la tensión se relajó en los mercados.
La Comisión Europea apremió esta semana a los países europeos a decidir una ampliación de la ayuda "como muy tarde" en la cumbre de líderes de la UE del 4 de febrero, argumentando que "más vale prevenir que curar" un nuevo riesgo de bancarrota en la zona euro, tras los rescates forzados de Grecia e Irlanda.
La necesidad de que la unión monetaria se dote de armas más potentes frente a los mercados, que ahora amenazan con asfixiar a Portugal y España, también es preconizada por dos grandes actores en esta crisis por su movilización masiva de fondos: el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero quienes tienen la última palabra, los países de la zona euro, se muestran divididos al respecto, por lo que sus ministros de Finanzas tratarán de acercar posiciones en su reunión del lunes en Bruselas.
En concreto, Europa estudia reforzar el mecanismo que activó en mayo de 2010 para acudir al rescate de un país de la zona euro en riesgo de bancarrota y que totaliza 750.000 millones de euros (casi un billón de dólares).
Por partes, la Eurozona movilizó 440.000 millones de euros de garantías que reserva en un fondo de rescate, el FMI, 250.000 millones de euros en préstamos y la Comisión Europea, 60.000 millones de euros, igualmente en préstamos.
Para el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, duplicar los recursos hasta 1,5 billones de euros "sería un objetivo absolutamente razonable" para tratar de enterrar la desconfianza de los mercados en la zona euro, que desde 2010 atraviesa una crisis de deuda pública sin precedentes.
Doblar el monto disponible es una "opción, entre otras, que está siendo discutida" por los europeos, indicaron a la AFP fuentes diplomáticas, sin entrar en detalles.
Pero Alemania, primer contribuyente del fondo de rescate, reiteró esta semana su reticencia a poner más dinero sobre la mesa y aún menos de forma preventiva, ya que, por ahora, pese a los rumores, tanto Portugal como España niegan necesitar cualquier tipo de rescate.
En la misma línea, Francia, si bien abogó por un aumento de los recursos de "ser necesario", juzgó "prematuro" cifrar ese nuevo esfuerzo.
Tanto Portugal como España, por cuya deuda soberana los inversores piden actualmente intereses a niveles récord, superaron esta semana sendas pruebas cruciales de emisión de bonos, alejando el fantasma de deber recurrir por ahora a una ayuda de la Eurozona y del FMI, como sucedió con Grecia e Irlanda.
Pero el éxito de las subastas tampoco permite bajar la guardia.
Conscientes de ello, Alemania y Francia plantearon alternativas al desembolso de más fondos.
"No es sólo una cuestión de dinero", declaró la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, aludiendo a todo un "conjunto" de opciones, actualmente en estudio por los 17 países integrantes de la Eurozona.
Una de las ideas barajadas se basa en elevar el monto real disponible para préstamos en el fondo de rescate, ya que en la actualidad, una parte de los 440.000 millones de euros ,--190.000 millones--, está reservado como garantías para tomar prestado en los mercados.
Otra opción es permitir al fondo comprar en los mercados de deuda pública, aligerando la tarea del Banco Central Europeo, que está llegando al límite de sus posibilidades a la hora de adquirir emisiones de los países en apuros, como Portugal y Grecia.
Estos planteamientos serán abordados el lunes por los 17 ministros de Finanzas, a los que el martes se sumarán sus homólogos del resto de países miembros de la Unión Europea.
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