La cifra de muertos por las lluvias en Brasil llegó hoy a 626, con nuevas precipitaciones que afectaron la labor de rescatistas y el Ejército, mientras aumenta el número de huérfanos y el riesgo de epidemias.
Las tropas del Ejército enviadas por la presidenta Dilma Rousseff rescataron entre el sábado y ayer a 110 familias en las localidades de Bresal y Vieira, en la periferia de Teresópolis, localidad donde ayer llovió, por momentos con intensidad, y hubo 268 víctimas fatales.
La desolación marcó el día de los familiares de personas que continúan desaparecidas o permanecen en comunidades aisladas, mientras algunos critican la falta de eficacia de los cuerpos de socorristas.
"Yo logré salir con mi hijo pero mi padre es diabético, tiene problemas en las piernas, y se quedó, pido a los bomberos que lo rescaten con helicóptero", afirmó Cintia de Oliveira, de 27 años, luego de caminar tres horas entre la vegetación selvática y el barro que rodea al barrio Santa Rita, en la periferia de Teresópolis.
"Perdí a mi hijo, a mi nieto, y nadie me ayuda", dijo un hombre de unos 70 años en la puerta del Instituto Medico Legal de Teresópolis, donde hay estacionados tres camiones frigoríficos repletos de cuerpos sin vida, informó hoy la TV Record.
Según vecinos de esa localidad serrana del interior de Rio de Janeiro, se registraron más deslaves de tierra este domingo, pero sin que se hayan reportados nuevas víctimas.
El gobernador de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, que el sábado declaró haber sentido pánico al recorrer la zona del desastre en el momento en que hubo derrumbes sobre una carretera estadual, decretó hoy el estado de "calamidad" en siete localidades.
Una de ellas es Nova Friburgo, ciudad que registró 283 víctimas fatales, y donde hoy fueron bloqueados puentes por el crecimiento del caudal de un río que la atraviesa.
Entre el martes y miércoles pasados, cayeron cerca de 300 milímetros de lluvias en las localidades serranas ubicadas a unos 100 kilómetros de la ciudad litoraleña de Rio de Janeiro.
Se trata de la mayor tragedia natural de Brasil donde unas 700 personas fallecieron en 2010, en la provincia de Rio de Janeiro, debido a los derrumbes de tierras en colinas ocupadas por viviendas humildes.
"La situación es muy crítica, es imposible saber la verdadera magnitud de esta catástrofe, hay muchos puntos aislados, hay lugares donde las avalanchas se llevaron familias enteras y nadie pregunta por ellas", aseguró ayer James Barros, jefe del 11 Batallón de la Policía de Nova Friburgo.
Miles de personas perdieron sus casas y otras tantas las abandonaron ante el temor de que sean aplastadas por los desmoronamientos de lodo y rocas de varias toneladas.
Al mismo tiempo, la tragedia ha dejado un número creciente de
niños huérfanos y extraviados que reciben la atención de
psicólogos y el juzgado de menores.
En el ingreso al gimnasio "Pedrao", de Teresópolis, fue
colocada una lista con los nombres de niños que se encuentran
"solos", entre quienes hay huérfanos confirmados y otros que
lograron salir de las zonas afectadas y desconocen el paradero
de sus padres, explicó la jueza Inés Joaquina Coutinho.
La magistrada de la Juventud y la Infancia declaró que comenzó a recibir pedidos de "familias que quieren adoptar" a los pequeños Petrópolis, pero el trámite no puede ser iniciado sin contar con la confirmación de la defunción de los adultos.
Una niña de 13 años que se identificó como Jessica llegó al gimnasio Pedrao junto a su hermano Rafael, de 11, y explicó que sus padres no pudieron salir de una zona conocida como Barra, en las afueras de Teresópolis.
Cientos de personas continuaban hoy albergadas en ese centro deportivo del Teresópolis, donde psicólogos y voluntarios buscan dar cobijo a los pequeños que llegaron allí sin sus familias. Toneladas de alimentos y remedios fueron enviados desde varios estados brasileños donde la población se mostró solidaria con las víctimas del temporal en Rio.
En tanto, vecinos de Teresópolis reiteraron sus denuncias
sobre saqueos y se organizaron para repelerlos.
"Nosotros nos juntamos y dijimos 'si salimos de la calle van
a volver a intentar hacer saqueos'", declaró Natanael Lucas
Cardozo, que junto a otros vecinos recorre cada noche con palos
y facones el centro de Teresópolis.
En tanto, la Presidencia informó hoy que puso a disposición
de los afectados siete toneladas de medicamentos, al tiempo que
6.000 dosis de vacunas contra la difteria y el tétano arribaron
hoy al la zona del desastre.
La Secretaría de Salud de Petrópolis alertó sobre el "riesgo
de epidemias" de hepatitis, diarrea por el consumo de aguas
contaminadas y el contagio de otras enfermedades por caminar
en el fango.
"Ahora uno de los problemas principales son las epidemias", dijo el sábado el secretario de Medio Ambiente de Rio de Janeiro, Carlos Minc.
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