La fortificación de alimentos con acido fólico redujo a la mitad los casos de espina bífida –un defecto congénito de la columna vertebral– según un estudio realizado en más de tres millones de nacimientos registrados en Argentina, Chile y Brasil. Se trata de la primera investigación llevada a cabo en países de América del Sur, y sus resultados fueron publicados en la revista científica American Journal of Medical Genetics.
Agencia CyTA – Instituto Leloir
La primera investigación en Sudamérica que analiza el efecto preventivo de la fortificación de alimentos con acido fólico en tres países, Argentina, Chile y Brasil, revela que esa medida redujo la mitad de los casos con espina bífida, un defecto congénito de la columna vertebral. También redujo más del 40 por ciento de los casos con anencefalia, otro defecto congénito que causa la ausencia de gran parte del cerebro y del cráneo. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista científica American Journal of Medical Genetics.
“Ninguna otra anomalía congénita mostró una reducción significativa de la frecuencia mediante la suplementación con ácido fólico. Esto no indica que otras malformaciones se podrían ver favorecidas por la acción del acido fólico, pero si indica que si así lo fuera su reducción sería menor al 20 por ciento de los casos, dato que surge del diseño del trabajo y del tamaño de muestra disponible, que entre los tres países incluyó el estudio de 3.347.559 nacimientos sucedidos entre 1982 y 2007”, indicó a la Agencia CyTA el autor principal del estudio, el doctor Jorge López Camelo, director de la Dirección de Investigación del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas – CEMIC-Unidad Asociada al CONICET y especialista en Epidemiología Genética e Investigador del CONICET. Y agregó: “La reducción de casos de anencefalia y espina bífida que registramos en el estudio regional sería resultado de recientes programas nacionales que apuntan a equilibrar las dosis de ácido fólico recomendada (0,4mg) en las harinas a fin de lograr una cobertura poblacional antes de la concepción. Se comparó la frecuencia de las malformaciones antes de la fortificación de harinas y un año después de la fortificación.”
El primer país en fortificar harinas fue Chile (año 2000), bajo una resolución ministerial de la cartera de Salud implementada por el Instituto Nacional de Alimento. El segundo fue Argentina, bajo la ley 25 630, implementada por el Ministerio de Salud, y el tercero fue Brasil.
En el estudio publicado en la mencionada revista participaron investigadores de la red latinoamericana “Estudio Colaborativo Latinoamericano de Malformaciones Congénitas” (ECLAMC) que integra también el doctor López Camelo.
La prevención como política de salud pública
La reducción de casos de anencefalia es de relativa importancia en salud pública, ya que es una malformación incompatible con la vida, aseguró el doctor López Camelo. Y agregó: “Por el contrario la reducción de la mitad de los casos con espina bífida es de vital importancia, ya que se trata de una malformación grave, con secuelas en la calidad de vida, que afecta al entorno familiar y cuyo tratamiento presenta elevados costos. Considerando que la frecuencia de espina bífida en Sudamérica es de un caso cada1 000 nacimientos y que en Argentina se producen cerca de 700 mil nacimientos por año, la fortificación de alimentos con acido fólico estaría previniendo 350 casos de espina bífida por año. Es decir, se trata de una medida de prevención efectiva y de bajo costo.”
¿Cómo actúa? El acido fólico es un derivado de la vitamina B y se encuentra en forma natural en carnes, lácteos, frutas, hortalizas y cereales, recibiendo el nombre de folatos. “El organismo absorbe cerca del 50 por ciento del folato contenido en los alimentos, 85 por ciento del ácido fólico en los alimentos enriquecidos y el 100 por ciento del ácido fólico de los suplementos vitamínicos”, explica López Camelo. Y continua: “Durante el embarazo la demanda de micronutrientes es mayor y el déficit podría ocasionar efectos adversos. El acido fólico es un elemento de vital importancia relacionado con la producción del ADN, el mantenimiento de la división celular, la producción de glóbulos rojos y otras funciones esenciales. El déficit del acido fólico durante el embarazo se ha relacionado con un aumento de la homocisteina, un aminoácido natural del organismo que en elevados valores podría tener efecto teratogénico (nocivo) para el embrión.”
Asimismo el especialista afirma que el efecto preventivo del acido fólico se desarrolla cuando es ingerido preconcepcionalmente, “ya que la formación de algunos órganos se produce en los estadios precoces del embrión; en la primera consulta prenatal, cuando la mujer se entera del embarazo, algunos órganos vitales ya se han formado. En países donde la planificación familiar es habitual es posible suplementar con acido fólico durante dos meses antes del embarazo y mantener la suplementación un mes después del mismo. Pero en países, como Sudamérica, donde más del 60 por ciento de los embarazos no son planificados, la suplementación no surtiría ningún efecto preventivo a nivel poblacional”. Por este motivo muchos países de la región decidieron fortificar los alimentos, con dosis de alrededor de 0,4 mg de acido fólico, logrando así una cobertura poblacional antes de la concepción, asegura el experto.
Red latinoamericana de investigación
La mitad de las malformaciones congénitas se pueden prevenir con simple medidas de acción tales como la vacunación periódica y poblacional contra la rubéola, los controles prenatales con acceso gratuito e ilimitado a toda la población, y con la información necesaria básica sobre los cuidados durante el embarazo asociados con el consumo de cigarrillo y bebidas alcohólicas, subraya el doctor López Camelo. Y agrega: “Para saber como prevenir la otra mitad es necesaria la investigación científica para la identificación de poblaciones en riesgo, y la detección de factores de riesgo específicos para una anomalía congénita específica. Dado que las malformaciones son eventos infrecuentes comparados con otras afecciones, se requiere grandes base de datos, sistematizada y organizada para la realización de estudios de investigación.”
Con el propósito de producir avances en esta área de salud pública se dio inicio en 1967 el proyecto “Estudio Colaborativo Latinoamericano de Malformaciones Congénitas” (ECLAMC), red de 150 hospitales sudamericanos que contribuyó a la creación de una base de datos sistematizada que contiene información de más de cinco millones de nacimientos y cuyo material continúa creciendo a un ritmo de 200 mil nacimientos por año.
ECLAMC, tiene su sede en la Dirección de Investigación del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) con sede en Buenos Aires, en el Laboratorio de Epidemiología Genética del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE), La Plata, en el Departamento de Genética de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), Brasil y en el Departamento de Genética de la Fundación Oswaldo Cruz (FIOCRUZ), Brasil.
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