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AMPLIARRenato Seabra

Modelo torturó y castró a periodista

El modelo portugués Renato Seabra fue acusado de asesinato en segundo grado después de confesar que castró y torturó al periodista de su país Carlos Castro, en la habitación de un hotel que ambos compartían en Nueva York.

El diario "Daily News" aseguró que Seabra, de 21 años, reconoció el crimen después de ser atendido en el hospital Roosevelt por unos cortes que presentaba en las muñecas y que él mismo se hizo.

A ese establecimiento acudió por sus propios medios en la noche del viernes pasado, tras dejar el hotel donde se hospedaba con Castro, una conocida figura de la televisión portuguesa de 65 años y abiertamente homosexual.

Según amigos de ambos, el modelo y el periodista mantenían una relación desde octubre de 2010.

De acuerdo a lo indicado por "The New York Post", que citó fuentes policiales, el joven confesó a la policía que torturó a su pareja durante más de una hora y, después, lo castró con un sacacorchos para "librarse de los demonios" de la homosexualidad.

Seabra, conocido en su país por haber sido finalista en un reality show sobre modelos, permanece bajo observación en la unidad psiquiátrica del hospital neoyorquino de Bellevue, luego que la autopsia revelara que su acompañante murió por estrangulamiento y un golpe en la cabeza con un objeto punzante.

El Post detalló que ambos habían viajado a Nueva York para pasar juntos unas vacaciones pagadas por Castro, que incluían el fin de año y que acabarían el próximo sábado.

"Supuestamente Seabra se enfrentó a Castro diciéndole que él no era gay y que sólo estaba con él por su dinero e influencia", apuntó el rotativo sin identificar sus fuentes, según las cuales así comenzó una escandalosa pelea en la planta 34 del hotel.

El diario Daily News añadió, por su parte, que camino al hospital el modelo se encontró con una amiga de ambos con la que habían acordado cenar y que, cuando ésta le preguntó por el periodista, Seabra contestó: "Carlos no va a salir nunca más del hotel".

La insistencia de esta mujer en la recepción del edificio hizo que sus responsables acudieran a la habitación y encontraran allí el cadáver del hombre, un conocido cronista de prensa rosa que aparecía con asiduidad en diferentes cadenas portuguesas y que colaboraba también en medios escritos.