La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, puso en marcha ayer su principal promesa de campaña: erradicar la miseria para convertir a Brasil, al final de su gestión, en un país con indicadores sociales cercanos a los de los países desarrollados.
Rousseff, en su sexto día como presidenta, convocó a 11 ministros para preparar un nuevo programa de acciones y metas concretas para la erradicación de la miseria, más allá de mantener los planes sociales ya existentes.
"La presidenta Dilma quiere un programa de erradicación de la
pobreza extrema con metas objetivas, para que la sociedad haga
un monitoreo, en coordinación con ocho ministerios", informó la
ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre, Tereza
Campello.
El modelo de gestión elegido por Rousseff, según Campello, es
el mismo del Programa de Aceleración del Crecimiento, el
megaplan de obras públicas que la actual presidenta ejecutó y
gerenció cuando fue jefa de ministros del ex presidente Luiz
Lula da Silva, entre 2005 y 2010.
Si bien la ministra, portavoz del encuentro, se negó a
otorgar cifras, antes de asumir la presidencia, la economista
Rousseff había afirmado que en situación de pobreza extrema
había 21 millones de brasileños.
Los planes sociales como Bolsa Familia, que atienden a unas
40 millones de personas y permitieron la salida de la miseria de
28 millones de brasileños, continuarán. El objetivo del nuevo
plan, que todavía no tiene nombre, es otorgar una nueva
dimensión a la política social.
"El plan que se viene no es una suma de planes sociales, es
universalizar la red de servicios públicos. No es sólo
transferencia de renta, sino llegar a los lugares de pobreza
extrema con el Estado, educación, salud, calificación
profesional, ampliar la ciudadanía de las personas", explicó la
ministra.
El anuncio del comité gestor para la realización del plan
social que según la promesa electoral continuará la obra
iniciada por Lula lo hizo la ministra del área. Desde que asumió
el 1 de enero como presidenta, Rousseff mantiene reuniones con
ministros en el Palacio del Planalto y no dio entrevistas u
ofreció discursos.
El gobierno tendrá tres ejes: inclusión productiva,
ampliación de la red de servicios y profundización de los
programas de transferencia de ingreso, como Hambre Cero y Bolsa
Familia.
Con la primera mujer presidenta, la cartera de Desarrollo
Social también fue asumida por una mujer y el programa de
erradicación de la pobreza extrema también estará al frente de
una mujer.
Se trata de Ana Fonseca, organizadora en 2003 del plan Bolsa
Familia, que catapultó el cambio social en el Brasil de Lula, y
quien será secretaria ejecutiva del programa de erradicación de
la extrema pobreza.
Al asumir el sábado, Rousseff lloró al calificar como una
vergüenza la situación de pobreza extrema en su país, que por
otra parte, dijo, "impide la afirmación plena del país como un
pueblo desarrollado".
"La lucha más obstinada de mi gobierno será por la erradicación de la pobreza extrema y la creación de oportunidades para todos", dijo en su discurso en el Congreso, luego de jurar como jefa del Estado.
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