Santiago del Estero, Madre de Ciudades, es tierra de afectos, de sentires, y por encima de todo cuna del folklore. Pero pensando en estas palabras no como una calificación intelectual, científica, de investigación, sino como un cúmulo de resortes que une al hombre con la naturaleza. Santiago del Estero es canto, es chacarera y que mejor que un santiagueño para su interpretación.
Ese santiagueñazo, llamado Eduardo Avila desde su infancia es influenciado por la música folklórica, ya que con su padre y hermanos formaban el conjunto “Los Avila” al que se incorpora desde muy temprana edad.
Santiago del Estero tuvo, tiene y tendrá difusores de sus artes que rompiendo las barreras de sus límites territoriales recorren el mundo a contar cosas de su historia legendaria.
Eduardo Avila , que el pasado 7 de Diciembre recibió el Sulky de Oro en la edición 28 del Festival que se realiza en Simoca, es uno de esos juglares que un día se apoyó en un léxico directo, incisivo, con una idea clara y definida y salió a expresar en sus canciones el sentir de su pueblo, logrando imponer ante sus seguidores la personalidad de su estilo.Pasaron 20 años y el regreso de este gran cantor es de lo mejor.
Maestro:
Eduardo Avila heredó de su madre, América del Valle maestra rural, su vocación por la docencia, esto lo obliga a continuar sus estudios y al recibirse es enviado a una escuela rural ubicada en las soledades de Mistol Pozo, departamento Salavina, un pueblo remoto de la campaña santiagueña pero con una cultura musical sorprendente, lo que influirá grandemente en su carrera artística. En ese lugar donde estaban incipientes los brotes del folklore santiagueño fue maestro de primer grado inferior, asistiendo al despertar mas temprano de la educación salavinera ya que sus alumnos oyentes hablaban solamente en quichua, su vocación persistente lo lleva a aprender el idioma, entablando un diálogo fluido y cómplice con los changuitos del lugar.
La condición de educador le posibilita el conocimiento profundo de la música, los mitos y las leyendas, y en ese diálogo directo entre maestro y alumno, contribuye al intercambio entre dos culturas como son la autóctona quichua y la española.
Eduardo Avila es la ejecución y cúspide del cantar santiagueño, la comunicación innata de esa chacarera que nació en sus pagos y que Eduardo hace suya, apropiándosela, como si al entonarla quisiera atrapar y entre gar todo el sol y el sentir de su Santiago natal.
Cantor:
En sus inicios al participar en el Festival de Cosquín, es consagrado como “Revelación del Festival” por el voto unánime de la multitud que colmaba la Plaza Próspero Molina.
Su vivencia como maestro de Salavina le permite recopilar una copla que incluye en ese tema clásico de nuestra música nativa que es La Telesita. Tema con el que ganara un certamen realizado por Canal 9 de Buenos Aires y que fuera conducido por el siempre recordado Hernán Figueroa Reyes, además de ser un éxito en su discografía, es el tema por siempre solicitado en sus presentaciones personales.
De ahí en más su nombre adquiere identidad popular, giras, presentaciones personales en radio y canales de televisión. Numerosos festivales del país lo nombraron “Padrino” por su fuerza interpretativa y su estilo tan particular con una suerte de versos recitados y canciones emotivas, que arranca el aplauso instantáneo del público, convirtiéndose a través de los años de trayectoria en uno de los cantantes populares mas festivaleros.
Su nuevo albúm, grabado en noviembre de 2009
“Santiagueño” es el nombre de esta obra, palabra que sintetiza el alma del folklore nacional, Eduardo Avila fiel intérprete de este sentir presenta el alma y la tradición de su pueblo santiagueño en este nuevo álbum, que además significa su regreso a los escenarios mas reconocidos de nuestro país.
Su motivación y decisión fue motivada por sugerencia de múltiples admiradores. Eduardo Avila realizó la dirección de este nuevo CD y contó con la invalorable colaboración del autor y productor Sr. Víctor Yunes Castillo, como también del intérprete y compositor Cuty Carabajal.
La selección musical, de esta nueva realización, abreva en las profundas aguas del folklore tradicional, incluye temas emblemáticos como el “Escondido de la Alabanza” dedicado a el Santo “San Gil”, celebración anual en que se realiza una peregrinación de Sacha Pozo a Santiago, que congrega miles de fieles de ese santo y el 1° de Septiembre en Sacha Pozo se realizan los famosos “Rezabailes” donde musiqueros, cantores y promesantes cantan y bailan chacareras y alabanzas en su honor; o “La Telesita” tema originado en la leyenda de Telésfora Castillo, joven santiagueña que por morir quemada durante su danza fue elevada por la creencia popular al rango de “Santa Laica Sin Altares” y en su nombre se realizan las “Telesiadas”, celebraciones que duran hasta que “Las Velas No Ardan”. Los promesantes bailan siete chacareras y tomas siete copas de bebida blanca, mientras queman una muñeca de papel que la representa.
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