La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 2011 como el año internacional de los bosques, lo que posibilitará crear una conciencia social en la sociedad y una visión en los medios políticos sobre la importancia crítica que desempeñan los bosques en el desarrollo global sostenible.
"Se trata de una iniciativa muy positiva, ya que señalar al 2011 como año internacional de los bosques, indica que la conciencia colectiva de respecto a la naturaleza es cada vez más fuerte a nivel internacional e institucional", dijo el director del Foro sobre la Secretaría de Bosques de la ONU, Pekka Patosaari.
La Secretaría del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques (FNUB) será el centro de coordinación designado para la puesta en práctica del Año Internacional de los Bosques.
Entre las actividades conmemorativas figura el intercambio de conocimientos sobre estrategias prácticas que favorezcan la ordenación forestal sostenible y el retroceso de la deforestación y la degradación de los bosques.
Constituidos en los espacios más importantes de la biósfera de la tierra, los bosques son un área en la que existe una alta densidad de árboles y funcionan como hábitat de animales, modulan los flujos hidrológicos y son conservadores del suelo.
Además, los bosques fijan el dióxido de carbono mitigando el efecto invernadero y ayudan a luchar contra el cambio climático.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calculó que para compensar la pérdida de árboles, que en el decenio pasado ascendió a 130 millones de hectáreas, habría que repoblar un área equivalente a la superficie del Perú con unos 14 millones de árboles cada año durante 10 años consecutivos.
En Argentina, de los 100 millones de hectáreas que constituía la cobertura forestal en 1915, sólo cuenta actualmente con un poco más de 21 millones.
En el Primer Inventario Nacional de los Bosques Nativos, se refleja que en menos de cien años el país perdió el 69 por ciento de su superficie boscosa, es decir, casi 80 millones de hectáreas boscosas.
Los datos centrales de este documento muestran que la superficie de bosques nativos de la República Argentina es de 21.443.873 hectáreas y la superficie de las tierras forestales, aquellas degradadas, normalmente arbustales en distintos estados de degradación, cerca de 65 millones de hectáreas.
El período que ocupó el inventario fue el de 1998-2005 y cubrió las seis regiones de predomino leñoso: la selva tucumana, la selva misionera, montes, espinal, parque chaqueño y los bosques andino patagónicos.
Otro dato significativo que se desprende del inventario señala que los 21 millones de hectáreas que se distribuyen entre las casi 280 millones de hectáreas de la superficie continental del país, indican que el techo forestal del territorio continental ronda el 11,26 por ciento.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuando la cubierta forestal es inferior al 10 por ciento de la superficie continental de un país, se la llama "reducida", es decir, nuestro país está a las puertas de ese exclusivo pero poco recomendable grupo.
La cubierta forestal reducida indica que el bosque no puede garantizar la sostenibilidad de componentes y procesos fundamentales imprescindibles para la supervivencia y el desarrollo, y más grave aún en el caso argentino donde casi el 80 por ciento del territorio tiene condiciones de aridez o semi aridez.
El ex secretario de Ambiente, Carlos Merenson, que es ingeniero forestal, destacó que la pérdida de los bosques trae "una insuficiente protección de las cuencas hidrográficas, graves problemas aluvionales y torrenciales, la pérdida de potencial hidroenergético, nada menos que la disminución de la disponibilidad de agua, la degradación de las tierras y la pérdida de la fertilidad y erosión".
"Además -agregó- conlleva la pérdida de diversidad biológica, la escasez de productos madereros y no madereros, la disminución de atractivos turísticos en áreas y paisajes forestales y los más grave de todo: la pobreza en las zonas rurales y vacíos territoriales por migraciones forzadas".
Ocho mil años antes de nuestra era, la superficie terrestre estaba cubierta por unos seis mil millones de hectáreas, que significaba daba el 45 por ciento del techo forestal del planeta.
En la última medición realizada por la FAO, en 2005, la cobertura forestal fue calculada en 3.800 millones de hectáreas.
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