La negociación sobre el clima en el marco de la ONU recuperó en la cumbre de Cancún la credibilidad perdida hace un año en Copenhague gracias a la habilidad de la diplomacia mexicana, que se esforzó por no excluir a nadie, aunque acabó desoyendo a Bolivia.
"Este es un proceso totalmente transparente e incluyente, abierto a todas las partes", no se cansó de repetir la ministra de Exteriores mexicana, Patricia Espinosa, desde el inicio de la conferencia, el 29 de noviembre.
Y en las últimas horas de maratoniana negociación reiteró, una y otra vez, al presentar las propuestas de acuerdo: "no son en forma alguna 'textos mexicanos'; son documentos elaborados por todas las partes".
De este modo la diplomacia mexicana alcanzó el desafío de romper con el fantasma de Copenhague, la conferencia de 2009 donde un pequeño grupo de jefes de Estado elaboró un acuerdo político de mínimos, sin valor jurídico, que sembró cizaña en la comunidad internacional porque muchos países en vías de desarrollo se sintieron excluidos.
La de Espinosa "fue una estrategia totalmente diferente a la de Copenhague", explica Izabela Teixeida, ministra brasileña de Medio Ambiente. "Acogió las diversidades y siempre estuvo dispuesta a escuchar a todos", agrega.
Muestra del afecto profesional y personal de sus pares, durante la última noche de debates, ministros y delegados la recibieron varias veces con calurosas ovaciones en pie, emocionando a una ministra Espinosa visiblemente agotada.
Desde el alto responsable chino Xie Zhenhua hasta la delegada venezolana Claudia Salerno, todos se deshicieron en elogios hacia Espinosa.
"La felicito por haber devuelto la confianza de todos en el multilateralismo", le dijo la ministra de Medio Ambiente de Uruguay, Graciela Muslera.
©AFP / Omar Torres
El entusiasmo era tal en la sala, que el ministro indio de Medio Ambiente, Jairam Ramesh, llegó a compararla con una diosa hindú.
Para Nathalie Kosciusko-Morizet, ministra francesa de Medio Ambiente, la presidencia mexicana de la conferencia fue una "revelación".
Los mexicanos ejercieron "un tipo de mediación bajo el ángulo de la facilitación, de la búsqueda de convivialidad, con mucho diálogo y mucho tacto".
Exactamente lo contrario de lo ocurrido en Copenhague.
"Bravo por la forma como (Espinosa) ha sabido llevar las cosas, con mucha seriedad, delicadeza y al mismo tiempo autoridad", agregó.
Precisamente con una nota de autoridad la ministra de Exteriores mexicana logró atajar lo que amenazaba con convertirse en una interminable noche de discusiones, cuando el embajador boliviano ante la ONU, Pablo Solón, expresó la oposición de su país al acuerdo e insistió en la ausencia de consenso, requisito imprescindible para la adopción de decisiones en este tipo de negociación.
"La regla del consenso no significa la unanimidad, ni mucho menos la posibilidad que una delegación pueda pretender imponer un derecho de veto", le dijo Espinosa y procedió a dar el texto por aprobado.
Bolivia anunció que va a recurrir esta decisión ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, para denunciar lo que considera una violación de las reglas del multilateralismo.
Sin embargo, para otros esta forma de evitar un bloqueo contribuyó a salvar un proceso que de lo contrario habría sumado un nuevo fracaso al fiasco de Copenhague.
"Muchos sentían que ésta era la última oportunidad y que si esto no funcionaba deberían seguir negociando en otro foro, con aquellos países que sí quisiesen negociar", afirmó la secretaria de Estado española de Cambio Climático, Teresa Ribera.
En opinión de su homólogo británico Chris Huhne, se evitó "un peligro real de que esta negociación se convirtiese en un 'muerto viviente'".
Todos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff