Las recientes "revelaciones" de los documentos de Wikileaks -se habla de 250 mil- están resultando un resumen de informes de cartas de embajadores de Estados Unidos dirigidas al Departamento de Estado, el cual seriamente debería proceder a analizar la holgazanería de sus funcionarios, más que a preocuparse por los contenidos, tan simplistas como vagos.
Estos reflejan nada más y nada menos que la simple función de recoger información sesgada de fuentes opositoras a los gobiernos "enemigos", tal como lo definen los fundamentalistas del sistema, e incluso a sus propios aliados, nunca tan primitivas como en estos tiempos de la intoxicación informativa.
Esos mismos sectores reciben fondos para competir a ver quién gana en el
triste espectáculo colonial que significa servir al imperio.
La
mayoría son además recogidas de charlas y reuniones amistosas y otras
con periodistas "cautivos" -un eufemismo insólito para no decir lo que
en realidad son o en todo caso para qué utilizan a algunos- o políticos,
empresarios y demás socios o aliados, para sus guerras sucias.
El
gran emporio imperial de estos tiempos, escondido como el lobo feroz
del cuento infantil de la caperucita roja bajo el disfraz de
globalizadores en pos de un supuesto mundo igualitario, fueron tomando a
lo largo de los años ´80 en el esplendor del reaganismo y los ´90, en
el gran avance de la caballería neoliberal, los medios masivos de
comunicación hasta hacerse de casi todos a lo largo el mundo.
Y
muy fácilmente en los países más empobrecidos -que no son pobres- como
los latinoamericanos donde en los años ´90 se intentó derrumbar ladrillo
por ladrillo las conquistas sociales, los avances de otros tiempos y la
nuevas oportunidades independentistas que habían ido surgiendo.
Con
Europa prosperaron las astucias coloniales, que disfrazadas de
sociedades mutuas lograron convertir a ese continente, casi en su
conjunto, en otro gran Estado, una estrella más en la bandera
estadounidense, dependiente hasta la indignidad.
Los viejos
colonialistas, que asolaron África, Asia y América Latina, fueron
convertidos en obedientes socios y como evidencian estos tiempos, con el
riesgo de obediencia debida, la misma con que se les impone obligar a
sus poblaciones a regresar a etapas ya superadas largamente.
Por
eso todo lo que está sucediendo con la oferta Wikileaks comienza a
aparecer como otra escalada en las guerras sucias y guerras sicológica,
que son tan antiguas y predecibles que ya son de manual.
En
primer lugar habría que preguntarse si El País de Madrid (España) y los
"poderosos y serios periódicos" a los que los documentos fueron
entregados para su selección y publicación, difundirían, por ejemplo,
informes tales como las cantidades de dineros que se giran de unos
lugares a otros, bien lavados por los bancos del sistema, para mantener
el tipo de información unificada que todos ellos publican en sus
vergonzosas campañas contra determinados gobiernos.
Y esas son
campañas criminales porque se trata de accionar para colaborar a la
destitución y destrucción de gobiernos populares o menos dependientes,
para su desacreditación e incluso derrocamientos violentos. Y en todos
esos actos se va la vida de miles de personas.
Son los mismos que
activaron la propaganda de las mentiras que se utilizaron para
"justificar" lo injustificable como las invasiones de Afganistán (2001),
la de Irak (2003) que aunque no quieran decirlo esos medios, han
producido el primer gran genocidio del siglo XXI, y todas las cometidas
desde los tiempos de la expansión a finales del siglo XIX.
No
imagino a El País de Madrid publicando documentos sobre lo que hacen las
Fundaciones afines de la CIA y las instituciones de seguridad y
militares de Estados Unidos y sus espejos europeos.
Y menos "las
ayudas" y "sociedades", con resultados criminales de los servicios de
inteligencia de Washington con los de Europa o el Mossad israelí.
Y
por lo tanto uno se pregunta: ¿tanto esfuerzo de los hackers de
Wikileaks al penetrar en esos codificados mundos del espionaje, para
luego entregarlos a los amigos de los espías para su
selección?Precisamente a los más beneficiados económicamente para
difundir esas mismas mentiras enlatadas y edulcoradas.
Es al
menos extraño, aunque desnuda de raíz la esencia perversa del imperio.
Aunque si cotejamos la información de decenas de formidables
investigadores, incluyendo a respetables estadounidenses, podemos
concluir que sin tanto bombo ni platillo en otros tiempos más sencillos
se logró reconstruir asombrosamente episodios trágicos que produjo la
política de Estados Unidos en nuestra región y en el mundo.
Otra
enseñanza es que todo lo avanzado en tecnología no parece servir al
imperio como le sirven los viejos servicios de inteligencia de las
pasadas dictaduras, que sobreviven y se reciclan por la impunidad
impuesta como un proyecto que se pactó con Washington.
Sólo con
leer las acusaciones vergonzantes de esos grupos insertadas en la web o
traducidas periodísticamente por los escribas del imperio, a veces
terroristas devenidos en analistas internacionales, en los que es un
caso espejo el cubano-americano Carlos Montaner, y tantos más que sería
muy interesante enumerar aunque no aparezcan en los cables de Wikileaks.
Aunque
es bueno mencionar que un sólo libro pequeño o un artículo del querido y
recordado periodista argentino Gregorio Selser, que nunca tuvo la
oportunidad de asistir a una universidad, un hombre de prodigiosa
mirada, inteligencia y de humanísima generosidad y humildad, lograba
sintetizar más información sobre los eternos espionajes estadounidenses,
sus maniobras, estrategias y crímenes, que los centenares de documentos
publicados en una avanzada amarillista, que por lo pronto aparece como
destinada a crear desconfianza mutua entre gobiernos amigos y otros
"trabajitos" típicos de las guerras sucias.
Y aquellos no eran tiempos de avanzadas tecnologías ni de hackers.
El
también querido Juan Gargurevich de Perú o Ernesto Vera de Cuba, sólo
por poner algunos ejemplos, han logrado sintetizar con documentación y
perseverancia, entre otros temas, el origen y función que cumple la
otrora poderosa Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) de cuya historia
en favor de golpes, invasiones, dictaduras, seguimos anotando hasta
estos momentos -y también lo haremos o lo harán en el futuro cercano-
nuevos capítulos asombrosos.
Aún me maravilla la voluntad y
capacidad de síntesis con que los equipos pequeños y sin grandes fondos
del gobierno de Evo Morales en Bolivia, han logrado reunir la
documentación y el seguimiento de los trabajos de la CIA y la DEA en
Bolivia y de las Fundaciones que se introducen como la cara social de
esos organismos de inteligencia e injerencia.
Los seguimientos en
estos casos permitieron a Evo Morales sustentar razones y causas para
pedir el retiro del embajador estadounidense Philip Goldberg, un experto
en dividir países y sembrar discordias para reinar mejor.
Y ni
qué decir de los investigadores cubanos, que en medio del sitio medieval
más grande de la historia mundial, como es el bloqueo de medio siglo de
Estados Unidos, logran acumular y clasificar una información encomiable
para saber a qué nos enfrentamos en América Latina y en el mundo.
Hay muchos nombres en toda América, en África y en el mundo.
Cómo
no recordar al querido Gerard Pierre Charles de Haití, o los
investigadores mexicanos, que nos han dado tantas luces. Así como los
medios que en todo tiempo han decidido jugar por la verdad al precio que
fuera.
Un solo texto del comandante Fidel Castro denunciando
los peligros de nuevas guerras y de otras aventuras imperiales que
amenazan a los pueblos , todo ello dicho en buen lenguaje y
documentadamente, resulta sin duda un mensaje más esclarecedor y
preciso, que centenares de mediocres documentos.
Aunque éstos también siempre sirvan para algo.
Y hay que mencionar también a los nuevos jóvenes investigadores que están creciendo como hongos sanadores en el continente.
Tenemos
una historia riquísima en esto de reconstruir esa relación que marcó a
fuego el fin del siglo XIX y el XX entre Estados Unidos y América
Latina.
Lo que sí es cierto es que esta desesperada carrera
mediática por competir en la publicación de algunos de esos partes de
rayana mediocridad, y que en general consisten en preguntas o en dichos
en reuniones casi de camaradería y de espionaje barato, está quitando
espacio en estos días a una serie de noticias que dan cuenta de los
nuevos pasos criminales del imperio sobre nuestros países. Que el árbol
torcido no tape al bosque.
La llamada Guerra de Baja Intensidad
(GBI), totalmente reciclada para estos tiempos donde la información es
una de sus armas predilectas antes del primer disparo, está siendo
aplicada paso por paso, como en detalles.
Y nuevamente a pesar
de tener en nuestras manos hasta el proyecto que se nos aplica con
índices numerados, no hemos podido adelantarnos a esos acontecimientos
no menores.
¿Qué les parece lo que surge de la cloaca que muestra
Wikileaks, cuyo presidente ahora está siendo juzgado como supuesto
"terrorista sexual" por la "oportuna" denuncia de una mujer de origen
cubano vinculada a las mafias terroristas cubano-americanas de Miami,
como lo señala detalladamente otro respetable investigador como es el
canadiense Guy Allard?
¿Qué tal si como respuesta cada gobierno
de América Latina detiene por "traición a la patria" a los espías
locales y los canjea por los cinco cubanos detenidos y condenados
brutalmente en Estados Unidos por investigar y detectar los planes
criminales que preparaban los terroristas mafiosos de Miami protegidos
por ese país? Eran nuevos y temibles atentados contra el pueblo de Cuba y
también como se conoce ahora documentadamente -por las investigaciones y
documentos de la justicia cubana- contra varios gobiernos y pueblos de
Nuestra América, en "las rutas del terror" que se habían trazado.
Por
muy buenas causas, Sherezade, hija de un visir logró mantener su cabeza
y la de muchas mujeres pegadas al cuerpo, hasta doblar la voluntad del
sultán Shahriar, quien según la magia de esas historias colectivas de
Las Mil y una Noches, resentido por la infidelidad de una esposa amada,
tomaba jóvenes sólo por un día y las decapitaba al siguiente.
Hasta
que Sherazade -o como sea el subterfugio de esta joya de la literatura
universal en que se convirtieron los cuentos colectivos, cautivadores y
sin final- logró calmar la obsesión del sultán y arrancar lo mejor de su
alma, como recogen los textos de Las Mil y una Noches.
Cuidado
con que estemos todo un año o más prisioneros de los "documentos" que
decidan mostrar los periódicos del sistema, entretenidos en este caso no
como en la buena causa de Sherezade y su sabiduría ancestral y popular,
de magias adquiridas desde la realidad cotidiana, sino con otros
objetivos, para activar senderos de la guerra sucia. Es claro que aún
así esos documentos desnudan al imperio en su conjunto.
Saltando
de Las Mil y una Noches a Ernesto "Che" Guevara podríamos comenzar a
recordar el paso de embajadores de Estados Unidos en otros tiempos, como
Spruille Braden, Ernest Siracusa, John Negroponte, Robert Hill; y estos
son sólo nombres al azar para que exijamos la desclasificación de todos
los documentos que puedan mostrar a la luz del día los crímenes y la
perversidad del imperio - hoy decadente- y sus asociados.
Entonces
será una causa tan buena como la de Sherezade. No será casual tampoco
que las historias mágicamente irrepetibles de Las Mil y una Noches hayan
sido originalmente recogidas en la tradición de Persia, que es hoy
Irán, Afganistán, Irak y se habla también de Uzbekistán y Tajikistán y
otros. ¿No es un símbolo también de estos tiempos?.
Stella Caloni, especial para Agencia Télam
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