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AMPLIARGreenpeace utiliza un salvavidas gigante en una playa de Cancún

Conferencia del clima vive horas cruciales de negociación contra un fracaso

Más de 190 países, reunidos en la cumbre del clima de Cancún (México), se debatían el viernes en las horas críticas de la negociación, tras un intenso maratón nocturno, en busca de acuerdos para limitar el calentamiento global y ayudar a los más pobres a afrontar sus consecuencias.

"La movilización de los negociadores a las diez, las doce, la una, las dos, las cinco de la mañana ha sido incesante", para afinar al máximo un paquete equilibrado de medidas, y "ahora debemos esperar que la plenaria tome las decisiones", explicó el ministro de Medio Ambiente de México, Juan Elvira, con un mensaje de prudencia.

La presidenta de la conferencia, la canciller mexicana Patricia Espinosa, llamó a los negociadores a demostrar a sus pueblos que "el mundo ha conseguido unirse para combatir el cambio climático".

Ante la incredulidad de muchos negociadores, Espinosa insistió que pretendía cerrar la conferencia a la hora prevista, las 18H00 locales (medianoche del sábado GMT).

Pero pocas horas antes de la clausura, seguía debatiéndose en elaborar un documento que recogiese los resultados alcanzados durante la maratónica negociación nocturna.

Incluso antes de ver la luz, este documento chocó con las sospechas de algunos países.

"No conocemos cuál es la manera en que se está haciendo ese documento, ni quién lo está haciendo", afirmó el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño, haciendo temer una nueva oposición de los países del ALBA como ya ocurrió hace un año en Copenhague.

El principal obstáculo para que la conferencia lograse resultados era la extensión más allá de 2012 del Protocolo de Kioto, que Rusia y Japón rechazan abiertamente. Y también un compromiso más abierto de China y Estados Unidos, los dos mayores emisores del planeta, a los que no concierne ese acuerdo.

Los países en desarrollo consideran la extensión de Kioto como una cuestión de principio.

"Bajo ninguna circunstancia aceptaremos un texto que pueda minar la continuidad de Kioto", aseguró la negociadora venezolana Claudia Salerno.

Brasil, que junto al Reino Unido mediaba en la búsqueda de una solución, aseguró que se logró una formulación satisfactoria para todos.

Japón y Rusia "aceptan ese lenguaje, antes no lo aceptaban", dijo el negociador brasileño Luiz Alberto Figueiredo.

Los países ricos, por su parte, reclaman a los grandes emisores emergentes como China, Brasil e India, y también a Estados Unidos, que oficialicen los compromisos de control de sus emisiones.

"La cuestión clave para que podamos alcanzar un acuerdo es si Rusia y Japón muestran flexibilidad -hacia algún tipo de compromiso en Kioto- y si los países en desarrollo y Estados Unidos aceptan formalizar sus compromisos" en un texto oficial, dijo a la AFP la directora para Clima de World Resources Institute, Jennifer Morgan.

El ministro indio de Medio Ambiente, Jairam Ramesh, dio una señal positiva, al afirmar que su país podrá asumir un tratado jurídicamente vinculante en el futuro.

Uno de los grandes acuerdos esperados en Cancún es un fondo verde para financiar la adaptación y las medidas para enfrentar el cambio climático, especialmente para los más vulnerables y pobres, que debe llegar a 100.000 millones de dólares anuales en 2020.

Otro acuerdo es para un mecanismo de protección de los bosques tropicales del planeta, cuya masiva deforestación provoca el 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo.

La Comisaria europea del Clima, Connie Heddegaard, pidió que el texto final refleje que el resultado de Cancún es un primer paso que debe ser mejorado en los próximos años con más esfuerzos de los países.

Las actuales promesas de reducción de emisiones de CO2 resultan "insuficiente para alcanzar la meta de limitar a dos grados" el aumento de la temperatura del planeta, recordó.

Las organizaciones no gubernamentales hicieron un llamado a que no se repita el fracaso de Copenhague, que por falta de consenso entre los países no respondió a las grandes expectativas que había creado.

"Cancún debe ser el punto de inflexión que nos aleje de la desilusión de Copenhague", dijo el director de Oxfam, Jeremy Hobbs.