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AMPLIARUn símbolo gigante de la moneda de la UE parece estallar

Eurozona se abstiene de tomar nuevas medidas destinadas a calmar a mercados

La Eurozona se abstuvo el lunes de tomar nuevas medidas para apaciguar los temores de los mercados frente a su crisis de deuda, al estimar que los riesgos de un deterioro no son inmediatos y descartar por ahora ampliar su fondo de rescate, como aboga el Banco Central Europeo (BCE).

Tras una reunión de los ministros de Finanzas en Bruselas, su jefe de fila, Jean-Claude Juncker, estimó innecesario aumentar "de inmediato" el fondo de rescate para los países en apuros de la zona euro, pese a la inquietud que suscita el estado de las finanzas públicas de socios como Portugal o España.

"No vemos la necesidad de tomar medidas inmediatas", afirmó Juncker interrogado sobre esa posibilidad.

El fondo de rescate está dotado de 440.000 millones de euros aportados por los 16 países de la zona euro, además de una contribución de 250.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de 60.000 millones de la Unión Europea (UE).

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, abogó la semana pasada por ampliar esos recursos de forma a garantizar su suficiencia en caso de que se deban rescatar nuevos países, tras la ayuda aprobada para Grecia e Irlanda.

Los expertos estiman que el monto actual sería insuficiente para salvar a Portugal y España, si éstos decidieron reclamar un rescate debido a la difícil situación de sus finanzas públicas.

©AFP/Archivo / Joel Saget

Monedas de un euro frente a un billete de un dólar estadounidense

Ambos gobiernos no se cansan de repetir no obstante que no necesitan ese salvavidas, pese a los temores de los mercados de un contagio de la crisis de deuda soberana, que está haciendo temblar los fundamentos de la Eurozona.

Los ministros tenían además sobre la mesa la posibilidad de explorar la creación de euro-bonos, emisiones de deuda conjunta de varios países, pero las divisiones sobre su conveniencia impidieron todo compromiso.

Juncker, apoyado por Italia, había lanzado esta vieja idea en una tribuna publicada previamente el lunes por el Financial Times (FT), estimando que los euro-bonos pondrían a salvo a los Estados más frágiles, cuyas obligaciones se están encareciendo en los mercados a niveles casi insoportables.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, se mostró escéptico al recordar que los Estados de la Unión Europea (UE) ya "rechazaron" en mayo una propuesta similar, mientras que la titular española, Elena Salgado, dijo que si bien era una idea "a explorar" en ningún caso podría ser "inmediata".

Desde Berlín, la canciller alemana, Angela Merkel, expresó también su rechazo a los euro-bonos, que a su entender castigarían a su país, locomotora económica de la zona euro cuyas obligaciones gozan de las tasas de interés más bajas de la unión monetaria.

Tras la reunión, Juncker se mostró muy confiado en que su idea se acabará imponiendo con el tiempo.

El luxemburgués hizo una similitud entre una propuesta que formuló a los países de la UE en 2005 y que fue aceptada en 2010: "El mismo destino está reservado a los eurobonos", previó.

Por otro lado, Juncker confió en que las reformas emprendidas por el gobierno español serán suficientes para calmar a los mercados, al tiempo que se dijo "muy impresionado" por ese programa destinado a rebajar el déficit público.

Madrid anunció la semana pasada su último paquete anticrisis, que incluye la eliminación del subsidio mínimo por desempleo de larga duración, con el fin de frenar la escalada de las tasas de interés de sus obligaciones.

La reunión de los 16 ministros de la Eurozona se ampliará el martes a los 27 titulares de la UE, que prevén aprobar formalmente el rescate de 85.000 millones de euros para Irlanda, tras los 110.000 millones de euros aprobados en mayo para Grecia.

La crisis de la deuda pública estalló en Europa como consecuencia de la hecatombe financiera mundial, que forzó a los Estados a lanzar multimillonarios planes de rescate y de reactivación económica, a la vez que dejó al descubierto las fragilidades estructurales de varios países, como la mala gestión de las finanzas públicas en Grecia o la burbuja inmobiliaria sobre la que descansaba la bonanza económica de Irlanda.