Se descubren episodios inéditos ocurridos en los puntos más conflictivos, así como otros muchos sucesos. Estos documentos recogen comentarios e informes elaborados por funcionarios estadounidenses sobre personalidades de todo el mundo. Publicados en el diario español El País.
Los principales diarios de Europa y Estados Unidos publicaron anoche en sus sitios on line el contenido de los documentos secretos, mientras Washington condenó con firmeza la acción.
En una colección de más de 250.000 mensajes del Departamento de Estado
de Estados Unidos, obtenidos por la página digital Wikileaks, se
descubren episodios inéditos ocurridos en los puntos más conflictivos
del mundo, así como otros muchos sucesos y datos de gran relevancia que
desnudan por completo la política exterior norteamericana, sacan a la
luz sus mecanismos y sus fuentes, dejan en evidencia sus debilidades y
obsesiones, y en conjunto facilitan la comprensión por parte de los
ciudadanos de las circunstancias en las que se desarrolla el lado oscuro
de las relaciones internacionales.
Estos documentos recogen comentarios e informes elaborados por
funcionarios estadounidenses, con un lenguaje muy franco, sobre
personalidades de todo mundo, desvelan los contenidos de entrevistas del
más alto nivel, descubren desconocidas actividades de espionaje y
exponen con detalle las opiniones vertidas y datos aportados por
diferentes fuentes en conversaciones con embajadores norteamericanos o
personal diplomático de esa nación en numerosos países.
Queda en evidencia, por ejemplo, la sospecha norteamericana de que la
política rusa está en manos de Vladimir Putin, a quien se juzga como un
político de corte autoritario cuyo estilo personal machista le permite
conectar perfectamente con Silvio Berlusconi. Del primer ministro
italiano se detallan sus "fiestas salvajes" y se expone la desconfianza
profunda que despierta en Washington.
Tampoco muestra la diplomacia estadounidense un gran aprecio por el
presidente francés, Nicolas Sarkozy, a quien se sigue con gran
meticulosidad acerca de cualquier movimiento para obstaculizar la
política exterior de Estados Unidos.
Los cables prueban la intensa actividad de ese país para bloquear a
Irán, el enorme juego que se desarrolla en torno a China, cuyo
predominio en Asia se da casi por aceptado, o los esfuerzos por cortejar
a países de América Latina para aislar al venezolano Hugo Chávez.
El alcance de estas revelaciones es de tal calibre que, seguramente, se
podrá hablar de un antes y un después en lo que respecta a los hábitos
diplomáticos. Esta filtración puede acabar con una era de la política
exterior: los métodos tradicionales de comunicación y las prácticas
empleadas para la consecución de información quedan en entredicho a
partir de ahora.
Todos los servicios diplomáticos del mundo, y especialmente de Estados
Unidos, donde esta filtración se suma a otras anteriores de menor
trascendencia con papeles relativos a Irak y Afganistán, tendrán que
replantearse desde este momento su modo de operar y, probablemente,
modificar profundamente sus prácticas.
Tratando de anticiparse a ese perjuicio, la Administración de Estados
Unidos lleva varios días, desde que supo la existencia de esta fuga de
documentos, realizando intensas gestiones ante el Congreso
norteamericano y los Gobiernos de gran parte de las naciones ante los
que tiene representación diplomática para informarles sobre el
previsible contenido de las filtraciones y sus posibles consecuencias.
La propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, llamó en las últimas
horas a los Gobiernos de los países más importante afectados por esta
fuga de información, entre otros los de China, Alemania, Francia y
Arabia Saudí, para alertarles de lo sucedido y ofrecer algunas
justificaciones.
Los medios hicieron un esfuerzo supremo por evitar la revelación de
episodios que pudieran suponer un riesgo para la seguridad de cualquier
país, particularmente de Estados Unidos, el más expuesto por estas
revelaciones. Por esa razón, algunos de los documentos que serán puestos
a disposición de nuestros lectores a partir de hoy aparecerán
parcialmente mutilados.
También se recogen los movimientos entre Estados Unidos y sus aliados
para hacer frente al terrorismo y al radicalismo islámico, así como
detalles reveladores sobre episodios de tanta trascendencia como el
boicot de China a la empresa Google o los negocios conjuntos de Putin y
Berlusconi en el sector del petróleo.
Entre los primeros documentos que hoy se hacen públicos, se descubre el
pánico que los planes armamentísticos de Irán, incluido su programa
nuclear, despiertan entre los países árabes, hasta el punto de que
alguno de sus gobernantes llega a sugerir que es preferible una guerra
convencional hoy que un Irán nuclear mañana. Se aprecia la enorme
preocupación con la que Estados Unidos observa la evolución de los
acontecimientos en Turquía y la estrecha vigilancia a la que se mantiene
al primer ministro, Erdogan.
Y, sobre todo, esta primera entrega revela las instrucciones que el
Departamento de Estado ha cursado a sus diplomáticos en Naciones Unidas y
en algunos países para desarrollar una verdadera labor de espionaje
sobre el secretario general de la ONU, sus principales oficinas y sus
más delicadas misiones.
Cristina entre los documentos
Entre los 250 mil documentos que la ONG Wikileaks reveló sobre la
diplomacia de EEUU y varios países, figura la preocupación de la Casa
Blanca por la "salud mental" de la presidente Cristina de Kirchner.
Así lo refleja el diario español El País, único medio de habla hispana
que accedió al exclusivo material.
Según lo publicado en el
sitio web del periódico madrileño, Cristina despierta sospechas en
Washington hasta el punto de que la secretaria de Estado de EEUU, Hillary
Clinton, llegó a pedir información sobre el estado de "salud
mental" de la Presidente.
Entre las informaciones difundidas por
El País hay un documento enviado el 28 de diciembre de 1966
desde la embajada estadounidense en Argentina, seis meses después del
golpe de Estado del general Juan Carlos Onganía y 15 años antes
de la Guerra de Malvinas, que enfrentó a Inglaterra y Argentina por
las islas australes, en el que se alerta que Argentina planea
aumentar sus aguas territoriales abarcando en su nueva configuración a
las Malvinas.
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