12/11/2010 - Enseñanzas del G20

Brasil habla de fin de unilateralismo y alerta cambiaria

Brasil propuso en la cumbre del G20 el fin de las medidas "unilaterales", como la adoptada por Estados Unidos con la inyección de 600 mil millones de dólares en bonos del Tesoro, y afirmó que la reunión no logró terminar con la "guerra cambiaria".

"Imaginen" las consecuencias que puede haber en la economía mundial "si potencias económicos como Estados Unidos, Unión Europea, China e India toman decisiones unilaterales sin tomar en cuenta las repercusiones", afirmó el presidente Luiz Lula da Silva.

Lo dijo al exponer ante sus colegas del G20 durante un discurso en el que consideró necesario que los países desarrollados estimulen sus mercados internos.

Y recordó que la crisis económica de 2008 duró sólo "seis meses" en Brasil, debido a la "decisión del gobierno de fortalecer la demanda de los consumidores locales y así pudo garantizar el desarrollo económico".

"Es importante que de aquí en más el G20 asuma la responsabilidad de coordinar mejor las acciones unilaterales de países importantes para que esas acciones se transformen en acciones multilaterales", sostuvo Lula, en su última participación en el encuentro del G20 antes de dejar el poder el 31 de diciembre.

El presidente brasileño había dicho el jueves, en rueda de prensa, que si no se logra un consenso en el G20 existe el riesgo de que la economía global "quiebre".

Su tono fue menos pesimista al hablar hoy ante el plenario de gobernantes en Seúl cuando afirmó que "tal vez el día que creamos el G20 no teníamos noción de la responsabilidad que íbamos a tener" y previó que de aquí en adelante esa organización "va a asumir cada vez" protagonismo internacional.

Lula estuvo secundado en Seúl por la futura presidenta, la economista Dilma Rousseff, en su primer viaje internacional tras ser electa el 31 de octubre pasado.

También lo acompañó el ministro de Hacienda, Guido Mantega, quien puede continuar en el cargo a partir de 2011, según trascendidos, mientras estuvo ausente el canciller Celso Amorim, lo cual dio lugar a diversas especulaciones sobre su permanencia en el Ministerio de Exteriores el gobierno próximo.

Lula estableció un paralelo entre las transiciones de los gobiernos ocurridas en 2008 en Estados Unidos y en 2003 en Brasil cuando señaló que Barack Obama, "recibió una herencia maldita" de su predecesor, George W. Bush, que fue "una crisis financiera sin precedentes".

Declaró que en 2003 cuando asumió el gobierno y sucedió al ex mandatario Fernando Enrique Cardoso, le ocurrió algo parecido a Obama, pues "recibí una herencia maldita que fue la de un país andando para atrás", debido a la falta de financiamiento para realizar inversiones públicas.

Como contrapunto a lo anterior Lula aseguró que a partir de 2011 "la presidenta Dilma no va a hacer un discurso diciendo que recibió una herencia maldita del presidente Lula, porque ella ayudó a construir todo lo que hicimos hasta ahora", aseveró.

En tanto el ministro de Hacienda Mantega afirmó hoy estar conforme con el resultado de la cumbre pero señaló que la "guerra cambiaria", tema central del cónclave surcoreano, continúa.

"La guerra cambiaria no acabó, pero a partir del documento de hoy" firmado por los presidentes de los países que integran el G20, "podremos tener instrumentos para acabar" con ella, declaró el ministro.

Mantega opinó que el dólar debe dejar de ser la moneda de referencia en las transacciones internacionales y aseguró que "mantener las reservas en dólares causa perjuicios".

"Antiguamente dos o tres países mandaban en la economía mundial, pero ahora hubo un cambio" en el tablero internacional con el surgimiento de nuevos polos de poder y "la tendencia es el multilateralismo" observó el funcionario.

En esa misma línea comentó que "la diversificación de las monedas es posible, pero no es fácil" que eso ocurra de inmediato, "porque el comercio está acostumbrado al dólar", apuntó Mantega.